obra de Ruth Salles
En esta obra intervienen el Infante Don Henrique, el Rey Don João II, navegantes, marineros, esposas de marineros (representan el miedo y las supersticiones de la época), cronista y quizás astrónomo, astrólogo, cosmógrafo y cartógrafo. El Coro representa el legendario templo druídico de Ponta de Sagres.
CARACTERES:
Coro del templo (en semicírculo; preferiblemente niñas; deben usar túnicas largas blancas o azules y hablar desde un plano superior).
Marineros (son seis; túnicas cortas en tonos rojos, con pantimedias debajo, gorra en la cabeza; no se requieren zapatos).
Navegantes (mismo atuendo, sin gorra): Gonçalves Zarco, Tristão Vaz da Cunha, Gil Eanes, Bartolomeu Dias.
Marineras (son seis; blusa blanca, falda larga lisa, chal sobre los hombros y pañuelo en la cabeza).
Infante Dom Henrique (pantalón abrochado con elástico justo debajo de las rodillas, cruz de la Orden de Cristo, boina.)
Rey Dom João II (mismo traje y cruz; tiara dorada en lugar de boina).
Cronista (mismo traje, sin cruz ni boina; pluma y papel, banco y mesa, al menos al principio).
Astrónomo (con telescopio), Astrólogo, Cosmógrafo y Cartógrafo (con regla, mapa y brújula) pueden o no aparecer como caracteres.
Timonel (del barco de Bartolomeu Dias) / Capitán (del barco de Bartolomeu Dias) / Gajeiro (con telescopio; del barco de Bartolomeu Dias)
El Coro del Templo se encuentra en semicírculo, en un plano más alto si es posible. El cronista ya debe estar sentado a su mesa, el infante don Henrique, el rey don João II, los astrónomos y cartógrafos, si se incluyen, y las mujeres de los marineros, esparcidos más a gusto. Los navegantes y, detrás de ellos, los marineros, entran en procesión. El del frente porta una especie de mástil con una vela blanca con la cruz de la Orden de Cristo en el centro. Entra la procesión, cantando junto con todos los demás personajes, el “Hino à Vela das Naus”. Después de esta entrada, el mástil con la vela debe quedar de un lado, sostenido por un marinero o apoyado en una esquina, simbolizando el barco. Si es posible, debe haber un patrón de navegador en un lado de la escena.
TODOS (cantando, mientras entra la procesión de marineros y marineras):
“Las cruces en las velas, las velas en los barcos,
las velas vienen de Portugal.
¿Qué viento los lleva hacia el mar?
Es la fuerza de los hombres para navegar.
Las olas se encienden, reflejan la luz
que brilla en las velas de cada cruz.
De este a oeste, teñida de sol.
El sol, a su paso, se los llevó”.
NAVEGANTES Y MARINEROS:
– Con nuestro coraje puesto a prueba,
tendremos que hacer frente a las profundidades del mar.
Que la gran noticia se propague por todos lados
de estos barcos que surcan el mundo!
DOM HENRIQUE (dictando al cronista, que escribe):
– Yo, Infante Dom Henrique, viendo que muchas garrapatas se detienen,
galeras y otros barcos cerca del cabo Sagres, mandé construir allí una aldea,
para que todas las naves que pasaban de Este a Oeste,
encontró un lugar para descansar allí.
CORO DEL TEMPLO:
- dijo Estrabón
que una vez existió en Sagres
un templo druídico de forma circular,
y los antiguos íberos cuentan
que allí los dioses deliberaron
el destino de los mortales.
DON HENRIQUE (pasando a un plano superior):
— En esta punta de piedra solitaria y sombría,
atrapado en las olas
y azotado por el ir y venir de los vientos,
Estoy como al timón del Gran Barco
que se va a lo desconocido,
para desvelar las luces y sombras de nuevos destinos.
CRONISTA (junto con el Coro; movimiento de los sabios mencionados):
— Y los cosmógrafos y
cartógrafos, astrónomos y astrólogos
y maestros muy versados en el arte de navegar;
y libros y mapas los rodeaban a todos,
y más los instrumentos de estudiar el cielo y el mar,
y conociendo el curso de los vientos.
En las playas, los barcos están armados,
pequeñas carabelas de tela latina,
con el que incluso puedes navegar contra el viento, en la línea de bolina.
Las velas ya crujen y se agitan sobre los dinteles;
escuchar el trabajo de los carpinteros, de
cordeiros, de los calafates, de los panores.
Y desde allí, desde el punto donde ambos mares se encuentran,
el Mediterráneo y el gran mar océano,
partirán hacia lo desconocido.
(Las esposas de los marineros hablan entre sí, agitadas):
MUJER 1:
– Oh, ¿quién se atreve a vagar por el Atlántico?
MUJER 2:
- ¡Quién va a envejecer de la noche a la mañana!
MUJER 3:
– ¡Es el Mar Oscuro de monstruos y terrores!
MUJER 4:
– Quien va nunca vuelve, perdido en las olas…
DON HENRIQUE (rodeado de marineros y marineros):
– ¿No habrá, en la cristiandad, noticias de las tierras más allá del Cabo No?
MARINERO 1:
– Señor, el propio Cabo advierte, por su nombre,
que uno no debe ir más allá!
MUJER 5:
– ¡Ahí está el horizonte del abismo profundo!
MUJER 6:
– ¡Ahí está el principio del fin del mundo!…
DON HENRIQUE:
– Pero me propuse saber lo que existe a partir del Cabo No.
MARINEROS Y MUJERES (cantando, mientras suben al navío, junto a los navegantes Zarco y Tristão):
“Quien va al Cabo No,
¿volverás o no?
Allí no deberías ir allí.
El que pasa no vuelve.
Las olas serán oscuras,
¿negro como el carbón?
el fregadero grande
cuantos botes bebiste?
En el gran océano mar
nadie quiere navegar.
¡Allí nos esperan las islas del castigo!
(Navegantes y marineros se van, dan un giro con la vela.)
CORO DEL TEMPLO (mientras continúa la escena y regresa el barco):
- Sabio soñador,
duro y disciplinado como un monje asceta,
en la árida punta de Sagres,
mira a Dom Henrique en la distancia.
Aquí vienen las velas
al buen viento que se los lleva
y lo trae de vuelta a la patria querida.
CRONISTA (se dirige a Dom Henrique; Zarco y Tristão se adelantan):
– Señor, vuestros dos caballeros, a saber,
João Gonçalves Zarco y Tristão Vaz da Cunha,
pasó más allá del Cabo No.
MARINEROS Y MUJERES (lanzando sus gorras al aire):
– Ya estamos por delante del Cabo No,
por obra de Zarco y Tristan!!!
(Para indicar el paso del tiempo, se pueden cantar en “Hum, hum, hum” los primeros compases de la “Canção dos Marinheiros” sobre el Cabo No.)
DON HENRIQUE (a los marineros):
– Nadie se atrevía nunca a pasar más allá del Cabo Bojador,
saber de la tierra que existe más allá?
MARINERO 2:
– ¡Es tierra donde no hay agua ni plantas!
¡Y las corrientes son tales que el barco que va allí nunca regresa!
CRONISTA:
– Pero el Infante preparó una barcaza y dio el mando a Gil Eanes, su escudero.
DOM HENRIQUE (a Gil Eanes, que viene a recibir sus órdenes):
– No temas la opinión de los marineros.
Te insto a que vayas tan lejos como puedas,
porque deseo saber no sólo de la tierra más allá,
pero aún de las Indias y de la tierra del Preste Juan,
si es posible.
CORO DEL TEMPLO (mientras se van marineros y marineros):
– En esta tierra, según Marco Polo, los hombres no tenían líderes,
pero debían lealtad a un gran señor, cuyo nombre era Uang-Kahn,
y a quien llamamos Preste Juan, hablado en todo el mundo.
MUJERES MARINERAS:
– Oh mar, mar inmenso, calma tus olas,
¡llevad las carabelas ligeras en aguas claras!
Oh viento, sopla en ellos el rumbo más prudente
¡Y trae de vuelta aquí al pueblo amado!
MUJER 1 (exclama mirando a lo lejos):
- ¡Ellos vienen!
MUJER 2:
– ¡Están llegando sanos y salvos!
CRONISTA (dirigiéndose al Infante):
– Señor, vuestro escudero Gil Eanes, con su
barcaza, pasó cincuenta leguas más allá del Cabo
¡Bojador!
(El Infante saluda a Gil Eanes. Luego se aleja y se va, mientras el Coro del Templo habla y todos cantan, en “nan,nan,nan”, un fragmento del himno de apertura.)
CORO DEL TEMPLO:
- Ahora dices adiós,
del mundo te alejas,
navegando en un barco nuevo
a las alturas que Dios te da.
Pero tus profundos deseos
develará los mares,
por el Rey Don João Segundo,
por la ciencia de Sagres.
(Mientras habla el cronista, se destaca Don João II, y Bartolomeu Dias se adelanta para recibir las órdenes del rey, uniéndose luego a los navegantes.)
CRONISTA:
– Y fueron entregados a Bartolomeu Dias, a instancias de don João Segundo,
dos carabelas y una barcaza con provisiones, con las que fue en busca del reino del Preste Juan.
Y, después de un largo viaje, una violenta tormenta hizo naufragar las naves.
(Movimiento oscilante de marineros y marineros en la tempestad.)
HELMERS (asustados, al timón, dirigiéndose al capitán):
- ¡Maestro! Los vientos son contrarios.
MAESTRO (comunicando a Bartolomeu Dias):
– ¡Capitán! ¡Vientos en contra!
BARTOLOMEU DIAS (tranquilo):
- No hay daño en eso. Con nuestras velas latinas,
correremos delante del viento.
PROFESOR:
“¡Pero no puedo ver la costa! ¿Es ella paralela a nosotros?
HELMER (gritando):
- ¡Maestro, no tenemos rumbo!
MARINERO 3 (repitiendo, angustiado, a Bartolomeu Dias):
– ¡Capitán! ¡Estamos sin rumbo! ¡Estamos a la merced de Dios!
BARTOLOMEU DIAS (tranquilizandolos):
– ¡No se preocupen, hombres! La tormenta será nuestro piloto hacia lo desconocido.
MAESTRO (exclama):
- El viento ha bajado. ¡Timonel! ¡Vamos al este, hacia la costa!
MARINERO 4 (frotándose los brazos y pateando el suelo):
– Qué frío… Qué extraño frío hace aquí… Y cada vez crece más…
GAJEIRO (subiéndose a un taburete y mirando por el catalejo):
– ¡Capitán! No veo tierra al este... Solo olas hasta donde alcanza la vista...
(Todos los marineros murmuran, con voz confusa, levantándose.)
MARINERO 5:
- ¡Volvamos a la patria, Capitán! Estamos perdidos aquí.
MARINERO 6:
– ¡Todos queremos volver ahora, antes de que nos pase lo peor!
DÍAS DE BARTOLOMÉ:
- Que así sea. ¡Volvamos!
PROFESOR:
– ¡Telimén! ¡Dirígete al norte!
GAJEIRO (después de mirar un rato por el telescopio):
- ¡Tierra al norte!
MARINEROS (asombrados):
- ¡¿Tierra al norte?!
MESTRE (dirigiéndose a Bartolomeu Dias):
– Aterrice al norte, mi Capitán.
BARTOLOMEU DIAS (reflexionando):
– ¿Tierra al norte?… Amigos, envueltos en la tormenta,
cuando vinimos, ¡pasamos más allá del Cabo de las Tormentas sin darnos cuenta!
MARINEROS (embrujados):
– ¡¡¡¿Cabo de las Tormentas?!!!
(Se van navegantes y marineros. Bartolomeu Dias se presenta al rey.)
CRONISTA:
– Y así, por Bartolomeu Dias, que llegó a la playa extrema, se reveló la ruta marítima a las Indias.
CORO DEL TEMPLO (mientras todos los demás se reúnen de nuevo):
- Oh marineros,
que deshiciste las lineas del horizonte
siempre navegando más lejos…
Oh tú que eras, desenrollando las olas,
golpea las playas más lejanas…
Oh vosotros que habéis erigido patrones de piedra en cada orilla
y rodeaste toda la tierra en el abrazo de gigantes...
Oh Colón, Cabral, Vasco da Gama, Fernando de Magallanes…
Digan, oh navegantes del pasado, al futuro:
¿Y ahora? ¿Y después? ¿Qué es el puerto seguro?
que buscar en las mañanas brumosas?.
FINAL
PEQUEÑO VOCABULARIO:
Breadores: los que se ocupaban de calafatear el casco de los barcos con brea.
Calafates: también calafatearon las grietas del casco.
Carraca: gran embarcación antigua.
Cordoeiras – o aparejo, un conjunto de cables de un barco.
Galé - antiguo velero, de remos, utilizado como buque mercante.
NOTA:
Es interesante saber que, en las crónicas de la época de las grandes navegaciones portuguesas, el Mar Mediterráneo era llamado “Medioterreno”, por encontrarse precisamente entre dos tierras: África y Europa.
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