Carta a un Embaúba

 

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por Pedro Paulo Salles

Forma parte del libro “De Mulungu a Manacá”, de Ruth Salles

Dibujo de Pedro Paulo Salles

Estimado Embaúba. Tan hermoso eres tú, en tu porte esbelto, aireado y delgado, diferente de otros árboles en sus formas y hojas,… Los árboles como tú son muy importantes para las aves y otros animales… ¡Y viceversa, por supuesto!… Sé que produces muchos frutos oscuros y alargados (parecen plátanos, ¿no?), que han sido el alimento favorito del Mono Capuchino y el Perezoso, que te trepan a diario (me imagino las cosquillas…), pero también de muchas otras especies. Tus granos generan millones de semillas y su dispersión la hacen innumerables vertebrados. Según datos de Embrapa (¿sabes lo que es?…), eres uno de los árboles con mayor número de animales dispersos en el bosque. Hay pájaros, murciélagos, monos, perezosos y multitud de otros seres que se alimentan de sus frutos y salen a abonar el bosque con sus semillas…
¡Así es!

En una encuesta en el sur de Pará sobre una pista de aterrizaje en desuso (de aviones – esos ruidosos “pájaros de hojalata”), la misma Embrapa constató que la rápida reforestación natural de la zona fue en gran parte gracias a ustedes, no sólo por la eficiencia con que sus las semillas se dispersan, sino también porque potencian la dispersión de semillas de otros árboles. Porque así es como tu fama se esparce por el bosque: llega a largas distancias cuando es lanzada por los rítmicos latidos del Morse de los pájaros carpinteros, desciende en gotas de lluvia -envuelta-, corre entre las enredaderas, trepa por las raíces y así llega a grandes porciones de bosque. .

Por eso, por la extensión de tu fama, se te conoce por tantos nombres, de Amba-i, su nombre indígena guaraní. En la oficina de registro en el bosque, ¿recuerdas? – fue nombrada Cecropia adenopus, pero es más conocida por sus apodos regionales, como Ambay, Amba, Embauva, Umbauva, Imbauva, Mbaúba, Imbaúba, Embaúba, Ambaíba y Pau de Lixa, ya que su hoja se puede utilizar como papel de lija. Precisamente el otro día tuve que tomar un té expectorante hecho con tu corteza benéfica. Gracias a ti, ahora puedo respirar mejor.

Tu aporte a las artes sonoras de la música y los rituales indígenas no tiene precio, ya que salen del baúl seco de tus hermanas difuntas, estructuras ideales para hacer sombrillas. Las cámaras internas de su hueco, intercaladas con espinas, son ideales para que el camino de las semillas que caen produzcan el efecto de sonido ideal. Te estoy muy agradecido por eso.

Sabes muy bien que tu dulce y enérgico fruto seduce a las más bellas aves, que se cuidan de buscarle alimento en sus altas y ligeras coronas. Te imagino sonriendo con orgullo al ver las tangaras, lazos, anambés, tucanes, tangaras, aracaris y tantos otros en sus ramas lánguidas festejando con cantos agradecidos. Eres generoso en tu tranquila existencia.

Antiguamente, camino de Ubatuba, aún veíamos, en las innumerables de sus hermanas que aún nacen a la vera del camino, las Preguiças articulando su lenta ascensión en busca de sus codiciadas "bananas". Incluso nos detuvimos, en la ladera de la montaña, a admirar la escena (cosas de mi padre, un eterno Dersu Uzalá…). Pero hoy los Perezosos están más escondidos en el bosque, ¿no?… Sí,… Sé que lo sabes muy bien, porque no eres tonto.

Querida Embaúba, nunca me canso de mirar tus hojas (¿puedes ver la foto?…) cuando todavía están contigo de pie, brillando como plata al sol. Son hermosos a la vista... y hacen que tu taza se destaque del resto... Así es... Sabes que no me lo estoy inventando.

Antes de despedirme, no puedo dejar de decir (no sin un poco de angustia, debo confesarlo) que mi gente y yo haremos todo lo posible para que usted y sus hermanas Embaúbas aún resistan por muchos, muchos días de árbol.

Ahora me despido, porque debes estar cansado de oírme parlotear (sé que prefieres el silencio manso de las Preguiças o hasta el sonido de la brisa en sus hojas de veleta). Así que os dejo un fuerte abrazo, porque ahora me toca ocuparme de mis propios frutos y semillas (por no hablar de las malditas plagas que a veces se empeñan en treparme en zigzag...),

tuya
Pedro Paulo Salles, hijo de Ruth y Aloysio, padre de João.

PD: si no es una carga pesada para ti, envía un abrazo de mi parte a Preguiças, por favor.

 

 

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