Tema: Explorando instrumentos de cuerda – clase de 9 años
Ensayo de la presentación del texto Conversa de Burro e Cavalo por la clase de 3° año de la profesora Heloísa Borges da Costa, de la Escola Waldorf Rudolf Steiner. El texto original, que sigue a continuación, fue creado por Ruth Salles a pedido del profesor de música, Paulo Roberto Henes, quien creó la participación musical de los alumnos. El objetivo es animar a los alumnos a interesarse por los instrumentos de cuerda y la música. En la presentación filmada, el docente hizo pequeños ajustes al texto. (14:22 yo)
Comienza con un calentamiento, y mientras se lee el texto, los estudiantes hacen sonidos de animales con el instrumento.
Charla de burro y caballo
Era tarde en la noche. Un burro y un caballo hablaban al otro lado del campo.
"La oscuridad aún no ha dibujado su sombra", dijo el burro.
- Sí - asintió el caballo - pero los grillos ya dejan de frotarse las patas con ese ruido gracioso que suena a habla. (cri, cri – cri, cri). No pasa mucho tiempo antes de que el techo de hierba en lo alto se vuelva rosa y azul nuevamente.
- ¿Será? – dudó el burro – Todavía escucho croar las ranas sobre la tierra mojada. (quax, quax). Creo que quieren hablar con los grillos. (cri,cri - quax).
- Se están despidiendo de la oscuridad - concluyó el caballo - porque llega la luz con el brillo de esa gran flor roja que se eleva desde el borde del fin del suelo, a lo lejos.
- La gran flor asoma por este borde desde muy lejos - dijo el burro - pero ya ha limpiado el campo y el bosque. El gallo pronto dará la señal. Escucha: (¡salto, salto, salto, salto!)
– Ay, tonto amigo, el gallo despertó a toda la familia: gallinas y pollitos. ¡Qué alboroto! (pío, pío, pío - caca - pío, pío, pío - caca).
- No exageres, caballo. Más ruido hace el rebaño que te monta este vaquero. (muuu, muuu, muuu)
- ¡Mi vaquero es bueno! Y tú, burro, ¿a quién llevas a cuestas?
– Ah, es mi pequeño dueño, Tonico. Prestará un servicio a João-Pastor. Y nos estamos acercando. Ya oigo saludar a las ovejas de João-Pastor, amigo. (mééé, mééé) Incluso responderé desde aquí: (hin, hon – hin, hon!)
– Eres gracioso, tonto (hin, hin, hin). Ese rebuzno tuyo casi derriba a Tonico. Incluso asustó a los cerdos de Zé-Chiqueirinho. Mira ahí: (crum,crum,crum).
– ¡Qué, nada, caballo! Es que todos los animales ya han visto el bermellón de la flor luminosa que sube y nos calienta. Hasta los perros de Zé-Chiqueirinho comenzaron a ladrar – dijo el burro. (au Au Au)
– Y los de João-Pastor respondieron (guau, guau, guau – guau, guau). El ladrido de un perro suena como una enfermedad contagiosa, ¿no es así, tonto? Uno ladra, y todos ladran de vuelta.
– Vaya, vaya, qué frío… De ahí arriba cae agua, caballo. Y es un aguacero fuerte (chuíí, chuéé, chuáá). La flor roja se escondió detrás de esa mancha gris para no mojarse.
– Chi… ¡Creo que este largo pesebre lleno de agua que corre por aquí se va a desbordar! ¡Adiós, burro! Voy a dar un galope y cruzar pronto la manada (mu, mu, mu). Y tú, ¡cuidado! (pocotó, pocotó, pocotó).
- ¡Adiós, amigo caballo! Puedes decirme dónde debe pasar el punto menos profundo del pesebre de agua sin mojar demasiado a Tonico.
Y el burro lo seguía a su suave trote, pensando:
– ¡Qué bravo caballo, conduciendo todos estos bueyes! Su vaquero está un poco nervioso. Listo. El agua dejó de caer. La flor roja salió de detrás de la mancha gris y las otras manchas se alejaron del techo azul de la hierba. ¡Vaya! Que belleza, ese arco colorido y muy curvo, que sube de un lado a otro y baja en el otro lado… Creo que Tonico dijo algo… Eso es… arcoíris… (****)
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