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poema de Maria Luiza Freitas Guimarães
Homero, hombre honorable,
heredó un hotel en Hungría,
pero cuando fue a habitarla,
vi posada humilde.
había un huésped en el hotel
que Homero humilló,
pero el horrorizado húngaro
todavía lo honraba.
Él era un hombre holandés,
muy hostil por cierto
y el mal aliento que tenia
era habitual
Una noche, tarde en la noche,
el holandés Homer se despertó:
“Hazme un poco de té de menta,
porque me siento muy mal.”
Pero Homero no estaba en armonía:
“¡Ve a buscar un hospital!”
***