Resumen de un ensayo de Jerôme Carcopino (1953)
por Ruth Salles.
Durante mucho tiempo se han realizado investigaciones sobre el cuadrado mágico. Este es el palíndromo perfecto:
R O T A S
ÓPERA
PRINCIPIO
A R E P O
S A T O R
o
S A T O R
A R E P O
PRINCIPIO
ÓPERA
R O T A S
En ambas disposiciones, el palíndromo conserva la propiedad de formar siempre las mismas palabras misteriosas, ya sea que se lean de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo.
Ha habido varias especulaciones sobre su origen, creyéndose, principalmente, que esta plaza provenía de prácticas mágicas de la Edad Media, como los exorcismos, por ejemplo. Se han intentado traducciones hipotéticas de sus palabras, tales como: “El sembrador mantiene cuidadosamente el arado en los surcos” o “El Creador mantiene cuidadosamente el mundo en su órbita”. Se descubrió, sin embargo, que esta figura estaba impregnada de ideas cristianas y se usaba como amuleto contra incendios y contra enfermedades graves. El enfermo debía comer tres pedazos de pan duro, sobre los que se cortaba el cuadrado, y al mismo tiempo debía rezar cinco veces el Padre Nuestro en memoria de las cinco llagas de Cristo en la cruz. Se llegó entonces a la conclusión de que en realidad se trataba de un mensaje oculto de origen cristiano, es decir, un criptograma, que parecía tener su origen en una época muy anterior a la Edad Media.
En efecto, en sus primeros tres siglos, la vida del cristianismo fue, como sabemos, una vida escondida, debido a las persecuciones. Los cristianos se reunían en una habitación de sus viviendas, celebraban su ágape a puerta cerrada y enterraban a sus muertos en galerías subterráneas. En estas catacumbas profusamente decoradas no se atrevían a representar a su dios ni a expresar abiertamente su fe. El Señor se personificaba veladamente, unas veces en la figura del Buen Pastor que lleva sobre sus hombros a la oveja descarriada, otras en la figura del cordero que, cargado con los pecados de los hombres, es inmolado para su redención. Para nombrar a Jesús recurrieron al subterfugio que consistía en formar la palabra griega pez, cuyas letras son las iniciales de las cinco palabras: Jesucristo Hijo de Dios Salvador. O simplemente dibujaron un pez. Escondieron el emblema de su fe, la cruz, que aparecía disfrazada, como el mástil de un barco, un ancla, la descarnada letra Tau (T).
Poco a poco, investigadores y arqueólogos descubrieron el cuadrado grabado en muebles y paredes de ruinas de ciudades romanas del siglo III, ciudades que albergaban a cristianos perseguidos, como fue el caso de Cirencester y Dona-Europos. En el museo de Berlín hay amuletos coptos del siglo VI que contienen el cuadrado junto a piadosas invocaciones a Jesús y María.
Finalmente, en 1926, el alemán Felix Grosser, pastor de Chemnitz, para descubrir el secreto del cuadrado, en lugar de partir de ideas preconcebidas, partió de la aritmética del texto. Observó que la letra N sólo aparecía una vez, como el centro de todo, y que había siete letras más: la E y la S, que aparecían dos veces, y la A, la O, la P, la R y la T, formadas de cuatro veces. Llegó a la conclusión de que el texto oculto debe consistir en palabras repetidas dos veces con el mismo número de letras en los brazos verticales y horizontales de una cruz griega, con la N en el centro. Luego descubrió que, como los amuletos coptos nos hacen creer, el cuadrado estaba asociado con la oración enseñada por Cristo, ya que 21 de las 25 letras formaban Pater Noster dos veces, en una cruz, siendo las 4 letras restantes dos As y dos Los que, en lugar de ser un obstáculo para este descubrimiento, lo confirmaron, por el simbolismo que los cristianos vieron en las letras griegas alfa y omega (allí latinizadas), que, de un extremo al otro del alfabeto griego, abarcan todas las palabras posibles , como la infinita grandeza de Dios abraza el principio y el fin de todas las cosas. Por tanto, la plaza era un dispositivo utilizado por los cristianos, incluso en el Imperio Romano, para profesar, sin revelar, una fe basada en la cruz y expresada a través del Pater:
POR
LA
T
Y
R
P A T E R N O S T E R
LA
s
T
Y
R
Un religioso de Roma, que quiso permanecer en el anonimato, también advirtió de la existencia de dos cruces en la plaza, porque además de la cruz desmembrada arriba, dentro de la plaza hay otra, formada por los dos verbos TENET, cuyas Ts equivalen al griego tau, usado como símbolo de la cruz de Cristo. Estas T siempre están flanqueadas por las letras LA y LA, de alfa y omega.
R O T A S
ÓPERA
PRINCIPIO
A R E P O
S A T O R
Vale aquí una nota, ya no tomada del ensayo de Jerôme Carcopino, sino del libro “O Som e o Sentido – uma outro História das Músicas”, de José Miguel Wisnik (1989).
También escribiendo linealmente las palabras del palíndromo, tenemos otro palíndromo que, leído al revés, revela la misma oración:
R O T A S O P E R A T E N E T A R E P O S A T O R
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 12 11 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Sin contar la N central, tenemos 12 letras antes y 12 después en orden inverso, lo que se asemeja al esquema serial de la música dodecafónica. Por cierto, el músico Anton Webern, en una carta a Hildegard Jones, revela que su ideal de serie es el “Cuadrado Mágico” del que hablábamos.
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