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poema de ruth salles
En el silencio del azul profundo,
No escucho el giro de los mundos.
Pero, cada uno su sonido de lanzamiento,
todos en el coro cantan.
Todos tienen su propio camino,
sin desviarnos aquí y allá.
Y cada uno, por ligereza,
el camino de los demás nunca invade.
Y alrededor del sol se mueven,
la propia órbita manteniendo.
Pero hay una fuerza que los atrae,
que viene del sol y entre ellos va
y eso los mantiene interconectados,
cada uno por su lado, pero uno al lado del otro,
como niños, tomados de la mano,
jugar ronda - hermanas y hermanos.
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