la fabula de esopo
Un ratón de la ciudad iba caminando y se encontró con otro que vivía en el campo, quien lo invitó a pasar a su guarida y le ofreció bellotas, habas y cebada; comieron con la mayor alegría.
A su vez, el ratón de ciudad invitó al ratón de campo a sus dominios. Cuando estaban juntos en la hermosa despensa de un palacio, el de la ciudad dijo:
– “Amigo, puedes comer lo que quieras, que las provisiones son abundantes y variadas aquí en estos lugares donde vivo.”
Estaban disfrutando de los manjares más apetecibles cuando, de repente, se abre la puerta de la despensa y entra la cocinera. Las ratas se asustaron, cada una huyó por su lado, y como el de la casa conocía cada rincón, pronto estuvo a salvo, mientras que el forastero no encontró escondite. Apenas hubo desaparecido la cocinera, volvieron a salir los ratones, y el de la ciudad le dijo al del campo:
“Ven aquí, vamos a comer. Mira qué abundante comida.
– “Está todo muy bien”, respondió el de campo, “pero dime, ¿este peligro es muy frecuente aquí?”
– “Sí”, respondió el otro, “esto pasa todo el tiempo y por eso no debemos darle importancia”.
– “¡Ah!…”, respondió el del campo, “¿entonces esto pasa todos los días? En efecto, vives en un ambiente de gran opulencia, pero yo prefiero la tranquilidad de mi pobreza al bullicio de tu abundancia.”
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