El desarrollo armónico del niño como principio

 

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La Pedagogía Waldorf es un proyecto educativo integral

Artículo de Wenzel Gotte

El niño es en sí mismo un ser en desarrollo. Desde este punto de vista, toda actividad pedagógica debe observar dos aspectos: que el desarrollo venga del pasado y vaya hacia el futuro, y que el niño se transforme a lo largo de este proceso; y que el niño que tenemos ante nuestros ojos se encuentra en una de las etapas de esta transformación.

El profesor debe ser consciente de ambos aspectos. Conociendo al niño, hay que amarlo; y, con amor, conociéndola como es, la trataré como realmente es. Con un amor basado en el conocimiento, la actividad pedagógica se convierte en arte. La Pedagogía Waldorf pretende establecer esta relación entre el maestro y los niños o adolescentes. La antropología correspondiente a cada período biográfico se convierte así en la base del método pedagógico y didáctico. El conocimiento del proceso de transformación de un niño en un adulto no se reducirá a su naturaleza visible, ya que, junto con el desarrollo corporal, también considera el ser invisible, que abarca el alma y los aspectos espirituales.

La materia y objeto de la enseñanza debe orientarse, por un lado, a los conocimientos que el niño debe tener para toda la vida, pero, por otro lado, debe tener en cuenta el efecto que esta materia tiene sobre el desarrollo psicológico del niño y el momento en que esto debe suceder de acuerdo a su edad.

El plan de estudios de la Escuela Waldorf, así como el método pedagógico aplicado, se establecieron totalmente de acuerdo con la etapa de desarrollo del niño. En los primeros años, las necesidades del desarrollo infantil corresponden a una educación artístico-imaginativa ligada a una relación con el maestro impregnada de autoridad, pero con una autoridad llena de amor. Con la pubertad, la capacidad del niño para relacionarse con las realidades del mundo crece a través de las fortalezas de su propia personalidad. En esta etapa es importante desarrollar la capacidad individual de juicio estético, moral y cognitivo, y para ello hay que mostrar al joven el camino hacia la formación de un juicio de valor universal. El pedagogo ahora se presenta como un amigo y ayuda al joven a encontrarse a sí mismo y conquistar el mundo. El objetivo es que el joven, como ser pensante, camine por el mundo comprendiéndolo, que, como ser sintiente, desarrolle la capacidad de convivencia social, que, como ser volitivo, sea capaz de actuar creativamente en grandes y cosas pequeñas. . Un objetivo de este tipo establece en sí mismo, como condición previa, una relación libre y creativa entre profesores y alumnos. Es por esto que la Escuela Waldorf evita la tutela del Estado y del mundo económico, pues considera que la importancia radica en el propio ser del niño y en lo que perciben del niño quienes trabajan directamente con él.

Por tanto, la Escuela Waldorf no se reconoce como una organización gestionada jerárquicamente, sino que defiende el principio de autonomía de las escuelas.

“…Una escuela libre es aquella que permite a los maestros y educadores integrar en la educación todo lo que, en base a su conocimiento del ser humano, en base a su conocimiento del mundo, y en base a su amor por el niño, consideran esencial.” (Rudolf Steiner)

Imagen destacada: Educación infantil en el Colégio Micael – São Paulo SP

Créditos: Escrito por Wenzel Götte para el catálogo de presentación de Pedagogía Waldorf con motivo de la 44ª reunión de la Conferencia Internacional de Educación de la UNESCO en Ginebra.

 

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