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obra de Henrik Ibsen
Pequeño arreglo de Ruth Salles
sobre la adaptación del original realizada para el Colégio Micael,
por:
Ana Cándida M. Zaeslin,
Roberto Mello da Costa Pinto,
lechuga marilda,
Riva Liberman,
Sueli Passerini.
NOTA SOBRE HENRIK IBSEN Y PEER GYNT
Henrik Ibsen, poeta y dramaturgo noruego, nació en Skien en 1828 y murió en Christiania (hoy Oslo) en 1906. Fue autor de notables dramas como Casa de muñecas, Brand y otros. Su poema dramático Peer Gynt, aunque originalmente escrito solo para ser leído, se convirtió en un éxito teatral tanto en Noruega como en el extranjero después de la inclusión de música de Eduard Grieg en la obra.
Peer Gynt trata sobre el camino del ser humano desde la juventud hasta la vejez y la lucha del alma entre los impulsos instintivos y la autoconciencia. Este drama demuestra que incluso un pecador, a través de un arrepentimiento sincero, puede lograr el perdón de Dios. Peer intenta encontrarse a sí mismo y sus conflictos internos lo llevan a aventuras fantásticas. Dos mujeres lo aman y lo apoyan: su madre Aase -para quien siempre es un niño- y Solveig, que se va a vivir con Peer, que ha sido desterrado de la sociedad. Peer se escapa y, después de una larga vida de experiencias instintivas, finalmente logra la autoconciencia y regresa a Solveig, quien es fiel a su espera porque lo comprende profundamente y ve su bondad innata. Así, las oraciones de Solveig lo liberan de sus pecados y renace espiritualmente. La Mujer de Verde, los Trolls y Anitra representan instintos y deseos. La autorreflexión de Peer mientras pela la cebolla y el estallido de desesperación justo antes de conocer a Solveig se consideran los puntos culminantes de la poesía del drama.
En la adaptación realizada por profesores del Colégio Micael, se hacen varias observaciones:
1. Al final de la obra, el texto difiere significativamente del original de Ibsen, ya que se tuvo en cuenta la edad de los alumnos;
2. Como la obra original era muy larga (5 o 6 horas de duración), se suprimieron algunas escenas y se combinaron tres personajes (Desconhecido, Figura y Fundidor) en uno solo (Desconhecido);
3. En las traducciones del noruego al portugués, español y francés, se muestran erróneamente gnomos y duendes. De hecho, son Trolls, seres que solo existen en la mitología nórdica. El reino de los trolls se sitúa en el reino de los deseos, instintos, codicias, pasiones e impulsos humanos, en el reino de la ausencia del Yo, de la moral y de cualquier responsabilidad o censura. El troll es feo, pero puede verse bonito si te conviene.
También en vista de la edad de los estudiantes, todavía hice algunas escenas más ligeras, pero mantuve la ayuda que Peer le dio a su madre en el momento de la muerte, guiándome por el original francés.
Preferí mantener la división de la obra en 5 actos, como en el original. Las canciones fueron escogidas de los temas de las dos suites Peer Gynt de Eduard Grieg, al igual que se hizo para el Colégio Micael.
ruth salles
CARACTERES
(el asterisco indica los personajes principales)
*AASE (pronunciado Osse)
*PEER (pronunciado Per)
PRIMERA VIEJA
SEGUNDO ANTIGUO
*ASLAK, el herrero
VIOLINISTA
MAESTRO COCINERO
INVITADOS A LA BODA
INVITADOS A LA BODA
*MATZ MOEN (pronunciado Matz Muen)
PADRE DE MATZ
MADRE MATZ
* SOLVEIG (pronunciado Sulvaig)
MADRE DE SOLVEIG
EL PADRE DE SOLVEIG
HELGA
*INGRID
EL PADRE DE INGRID
*MUJER DE VERDE
TROLLS
UNA BRUJA TROLL
OTRA BRUJA TROLL
*EL REY DE LA MONTAÑA (también llamado “El Viejo de Dovre”)
TROLL-MOR
*ANITRA
LAS CHICAS DE ANITRA
*DESCONOCIDO
ovillos
Hojas secas
gotas de rocío
pedazos de paja
ALMA DE AASE EN EL CASTILLO
PERSONAJES DE CUENTOS DE HADAS (hadas, reyes, princesas, brujas, etc.)
PRIMER ACTO
Escena 1
Lugar arbolado cerca de la casa de Aase. Abajo, un río. Al otro lado, un molino. Día de verano. Música "El Amanecer".
Aase, compañero; Primero Viejo, Segundo Viejo.
AASE: – Par. ¡usted está mintiendo!
PEER (deteniéndose): No, señora. Todo es verdad, clap-clap por clap-clap.
AASE (parado frente a él): – Muchacho, ¿no te da vergüenza mentirle a tu mamá? ¡Era justo lo que necesitaba! Sales de casa durante meses para cazar renos en las montañas, sin preocuparte en absoluto por la cosecha. Entonces, con la mayor calma, regresas sin tu rifle, sin tu caza, con tu abrigo de piel todo desgarrado, ¿y todavía quieres que crea tus mentiras de cazador?
PEER: Bueno, yo estaba caminando contra el viento, un viento muy fuerte: ch, ch, guau, ¡guau! Entonces, detrás de un tronco caído, apareció el reno, que buscaba plantas bajo la nieve.
AASE (hace creer): – Ah, ya sé. ¿Y después?
PEER: – Entonces contuve la respiración y lentamente me arrastré hacia ella y, escondiéndome entre las rocas, observé. Mamá, nunca has visto un reno así, tan gordo, con el pelaje brillante, ¡hermoso!
AASE: – ¡No lo he visto, ni en mis sueños!
PEER: Bueno, ¡bum! Lo hice, ¿verdad? El reno cayó herido al suelo. Más que rápido, salto encima de ella, agarro su oreja izquierda y estoy a punto de clavarle el cuchillo en la espalda, cuando, de repente, el bandido da un rugido aterrador, se levanta, echa la cabeza hacia atrás varias veces. .. empujándome, hasta que el cuchillo se me cayó de la mano. ¡Y me lleva a la cima de la montaña!
AASE (involuntariamente): – ¡Santísimo Jesús!
PEER: ¿Conoces esa cresta que debe tener media milla de largo, llena de bordes afilados como una guadaña? ¡A cada lado tiene un abismo oscuro y siniestro de más de 300 metros de profundidad! ¡Porque los renos descendieron disparados desde la cima, y ella y yo volamos por los aires!
AASE (asustada): – ¡Bendito Jesús, ten piedad!
PEER: – ¡Estábamos cayendo, cayendo, rápido como un rayo! En el fondo pude ver un punto brillante. ¡Madre, era nuestra propia imagen reflejada en el lago tranquilo y subiendo a la superficie del agua con la misma velocidad vertiginosa con que descendíamos!
AASE: – ¡PARA! ¡Por el amor de Dios, acaba con esto!
PEER: ¡Cuerno contra cuerno, los dos renos chocaron al fin! ¡El del aire y el del lago! Fuimos nadando, nadando, los renos de enfrente remolcándome, hasta llegar a la orilla norte. Así que bajé, ¿verdad? Y vine caminando de regreso aquí.
AASE: – Y el reno, ¿qué pasó?
PEER: ¡Oh, bueno, creo que ha estado funcionando hasta ahora! (chasquea los dedos y hace piruetas) ¡Quien pueda atraparla es un tipo muy inteligente!
AASE: ¿Y no te rompiste el cuello, hijo mío? ¿Las piernas no? ¿O tal vez la columna vertebral? ¡Ay, un millón de gracias a Dios, que me devolvió sano y salvo a mi Peer, a pesar de los pantalones rotos! (de repente se levanta, mira a Peer, sin palabras, hasta que grita): – ¡Ay, mentiroso! ¡Eso no te pasó a ti, le pasó al hijo del panadero!
PEER: Nos pasó a los dos. ¿Por qué una historia no puede ocurrir dos veces?
AASE: -Sí, sí, decoras tanto el segundo piso, que ni siquiera reconoces el primero. (llora) ¡Ay, Peer, Peer, estás perdido con tantas mentiras, no hay nadie en el mundo que pueda salvar a mi hijo!
PEER: Está bien, mamá, eres una santa y tienes toda la razón. Vamos, no te enfades. ¡Felicidad! ¡Felicidad!
AASE: – ¡Cállate! ¿Qué alegría puedo tener con un hijo como tú? ¡Mira nuestra casa, la cerca, la puerta caída, los campos baldíos!
PEER: Déjalo en paz, madre. ¡La suerte cambia cuando menos te lo esperas!
AASE: – ¿Suerte? Hace mucho que no viene (se limpia los ojos). Debes apoyar a tu madre anciana, cuidar lo que nos queda (empieza a llorar de nuevo) ¡Cero queda! En casa no haces nada. Fuera de la casa, alejas a las chicas y peleas con los peores elementos de la ciudad. Hasta el día de hoy el herrero ASLAK quiere vengarse de la golpiza que le diste. Por eso, soy el hazmerreír.
PEER: ¡Qué qué, mami querida, confía en mí! Un día, todos en el pueblo se inclinarán ante ti. ¡Espera hasta que realice una formidable y grandiosa hazaña!
AASE (irónico): – ¿Tú? Si tan solo te arreglaras los pantalones...
PEER (enojado): ¡Bueno, voy a ser rey, emperador! ¡Verás!
AASE: Oh, Dios mío, el pobre hombre perdió el poco sentido que tenía… Y podrías ser cualquiera, y serías muy rico si te hubieras ganado a esa chica de Haegstad, Ingrid. ¡Estaba enamorada de ti!
PEER (brillantemente): ¡Bien entonces, apresurémonos a Haegstad!
AASE: – No sirve de nada. Es demasiado tarde. Mientras cabalgabas por el aire con los renos, Matz Moen se ganó a tu hermosa Ingrid.
PARES: – ¿Quién? ¿Ese espantapájaros que asustó a las chicas? ¿El Matz Moen?
AASE: – El mismo. Y la boda será mañana.
PARES: - Genial. Llego allí más tarde esta tarde.
AASE: – ¿Quiere empeorar las cosas? Todos se reirán de nosotros. (la levanta en sus brazos) ¡Suéltame! ¡Suéltame!
PEER: ¡Crucemos el río! ¡Cálmate! (camina hacia el río)
AASE: - ¡Ayuda! ¡Par! ¡vamos a ahogarnos!
PEER: No sería una muerte digna de nosotros. Nací para destinos superiores.
AASE: – ¡Suéltame!
PEER (cruzando el río): – Cállate. ¡Yo soy el reno, tú eres el Par!
AASE: – Ya ni sé quién soy…
PEER (baja a la madre, sin soltarle la mano): – Vamos, dale un beso al reno por cruzar el río.
AASE (se tira de los cabellos): – ¡Ahí está el pago! ¡Y ahora suéltame!
PARES: - ¡Ay! ¡Esa moneda no vale la pena! Y me acompañas a la casa de la novia. Tu eres inteligente. Haz que su padre regrese. Dile que Matz Moen es un dolor en el trasero.
AASE: -¡No!
PEER: ¡Y dile que Peer Gynt es un chico formidable!
AASE: ¡Ah, sin duda! ¡Voy a decir! ¡Y no me callaré hasta que el viejo te suelte los perros!
PEER: – Hmm… pensándolo bien, prefiero ir solo. (levanta a la madre por la escalera hasta el techo del molino, luego baja y quita la escalera)
AASE: – ¡Sácame de aquí!
PEER: Quédate quieta, mamá querida, para que no te resbales.
AASE: – ¡Sácame de aquí!
PEER: Vuelvo enseguida, ¿de acuerdo? ¡Cuidado, no te muevas demasiado!
AASE: – ¡PARA! ¡Por el amor de Dios, Peer! ¿Y no se ha ido realmente? ¡Muuuuuuuuuy! ¡Oh, me siento mal, oh Dios mío!
(Dos ancianas, cada una con una bolsa a la espalda, vienen por el otro lado y pasan el molino.)
1ª ANCIANA: – ¡Jesús! ¿Quién está gritando así?
AASE: - ¡Soy yo!
2ª VIEJA: – ¡Aase! ¿Qué haces ahí arriba en el techo?
AASE: – ¡Era el maldito Peer! ¡Ay, no puedo más! ¡Date prisa, la escalera!
1ª ANCIANA (bajando la escalera): – ¿Eso era arte de su hijo?
AASE (baja): - Y tengo que correr detrás de él. Fue a Haegstad.
2ª VIEJA: – En ese caso, ya está reivindicado. Allí se encontrará cara a cara con el herrero Aslak.
AASE: – ¡Dios misericordioso! ¡El herrero Aslak acabará con mi pobre muchacho!
1ª VIEJA: – ¡Ay, seguro!
AASE: - ¡Ay! (se desmaya)
escena 2
Es medio día. Arbustos, con un seto en el medio. A lo lejos, la granja Haegstad.
Par; dos invitados y dos invitadas, Aslak; un coro de voces.
PEER: Ahí está Haegstad. Ya estoy llegando. (Pasa el seto, pero se detiene.) No. El camino está lleno de invitados. Hmm, tal vez sea mejor que regrese. Están ahí, riéndose de mí, y estoy harto de eso. (Ve a un par de invitados que se dirigen a Haegstad y se esconden entre los arbustos)
INVITADO: – ¡La madre es toda una chismosa!
INVITADO: – Y el hijo es un don nadie.
(Peer Gynt sale de los arbustos después de que pasan y se acuesta en el suelo).
PEER: ¿Era yo de quien estaban hablando? ¿Y qué? ¡Qué nube más divertida! Parece un caballo con un jinete encima. Y detrás viene una mujer (risitas). Es mamá regañando, "¡Peer, detente ahí, Peer!" (Poco a poco se va quedando dormido)
CORO:
– ¿Quién cabalga por ahí bajo el sol del mediodía?
Es Peer Gynt, por toda su valentía.
Lleva una espada dorada atada a su cintura.
¡Ah, cómo brilla la plata de su armadura!
Con su larga bata de seda va
por valles y cerros, extensos prados.
Su mirada se dirige a la inmensa multitud.
Le llueven mil monedas de oro.
No hay más mendigos, porque el tesoro es grande.
El emperador Peer Gynt va con mil escuderos.
A la corte de Inglaterra, llega primero...
ASLAK (camina hacia Haegstad con dos invitados): – ¡Guau! ¡Es Peer Gynt!
PEER (se levanta un poco): – ¿Qué? ¿El emperador?…
ASLAK (apoyado en el seto): – ¡Vamos, levántate de ahí, bribón!
PEER (para sí mismo): ¡Qué demonios! ¡El herrero! (a Aslak): – ¿Qué pasa, Aslak?
ASLAK: ¡Te has ido, muchacho! ¿De casualidad visitaste al Rey de la Montaña?
PEER (se quita la ropa y se pone de pie): “Maestro Aslak, he hecho cosas asombrosas, pero no es asunto de nadie.
ASLAK (guiña un ojo a los amigos): – ¡Vas a ir a Haegstad, por supuesto!
PEER: No, no lo haré.
ASLAK: – Decían que le gustabas a la novia… (Aslak y sus acompañantes se alejan riendo y susurrando)
PEER (los sigue con la mirada y se encoge de hombros): - Ella puede casarse con quien quiera. Apenas estoy llamando. Mi madre me espera. Tengo que ir. (escucha el sonido de un violín proveniente de la fiesta) ¡Vamos, tengo que ir a esta fiesta! (salta el seto y corre hacia él)
escena 3
Es tarde en Haegstad. Al fondo, la finca.
Invitados (niños y niñas); maestro cocinero; violinista; Aslak, compañero; Solveig, su hermana pequeña Helga, sus padres; Matz Moen, sus padres; Ingrid y su padre; aaah
(Un baile animado en el césped. Jugando sentado o de pie sobre una mesa, el violinista. El chef circula por el lugar; los padres del novio están sentados; el novio Matz Moen recibe saludos; Aslak llega con amigos y lo saluda. Matz está impaciente con el retraso de la novia y su padre. Cuando termina el baile, la novia y su padre entran. El padre de Ingrid pone su mano sobre la mano de Matz. La música para los novios comienza, pero Ingrid deja a Matz en medio de el baile y sale corriendo. Matz se sorprende y no entiende. Todos están sorprendidos y susurrando. Matz se va.)
NIÑA 1: Ingrid debe estar llorando un poco. esto es natural
NIÑO 1: – ¡Oye! Ahora divirtámonos. ¡Viene Peer Gynt!
ASLAK: – ¿Quién te invitó?
COCINERO: – ¡Nadie!
ASLAK (a las chicas): – Si os habla, no le hagáis caso.
PEER (se dirige a las chicas): – ¿Quién es la más bonita de todas?
NIÑA 1: - No lo soy.
NIÑA 2: – Yo tampoco.
NIÑA 3: – Yo tampoco.
PEER (a la niña 4): – ¿Y tú? ¿Vamos a bailar?
NIÑA 4: – Estoy saliendo.
PEER: ¿Pero a la hora de la fiesta?
ASLAK: – Peer, ¿qué tal bailar conmigo? (Risas de los amigos de Aslak)
(En este momento entran Solveig, Helga y sus padres. Silencio general. Peer ve a Solveig y está encantado. La escena se congela. Solo Peer se mueve y habla. El tema de Solveig se escucha a lo lejos.)
PEER: Es hermoso como la luz. Baja los ojos al delantal. ¡Con una mano sostiene la falda de su madre y con la otra un misal envuelto en un pañuelo! Tengo que echar un vistazo más de cerca a la cara de esta chica...
(La escena se descongela. El padre de Solveig saluda a la gente.)
NIÑO 1: – ¡Mira eso! Son los forasteros.
NIÑO 2: ¿Los que viven en Hedal?
NIÑO 1: – Ellos mismos.
PEER (al padre de Solveig): – ¿Puedo hablar con su hija?
PADRE DE SOLVEIG: – Sí, con mucho gusto.
SOLVEIG (a Peer): – Me pediste hablar, pero mi madre no quiere.
PEER (con una copa de vino en la mano, hace la mímica): – “Mi madre no quiere”. ¿Naciste ayer?
SOLVEIG: – Te estás burlando de mí.
PEER (otra vez respetuosamente): – Es verdad. Eres casi un niño. ¿Como tu te llamas?
SOLVEIG: – Mi nombre es Solveig, ¿y tú?
PARES: – Peer Gynt. (crudamente, deja el vaso y tira de Solveig): – ¿Bailamos?
SOLVEIG (se libera): – No quiero. Eres muy grosero.
PEER: ¿Me tienes miedo? (amenazante) ¡Mira, yo sé convertirme en fantasma! ¡A medianoche me convierto en un fantasma! (otra vez suplicante) ¡Ven a bailar conmigo, Solveig!
SOLVEIG: No, estás siendo malo. (se retira)
MATZ (entra y habla con su padre): – ¡Papá, Ingrid no quiere ni hablar conmigo! ¡Se encerró en la habitación!
MADRE DE MATZ: – Espera un momento, hijo mío. Todo va a funcionar.
MATZ (a Peer): – Peer, ¿es verdad que puedes andar por los aires?
PEER: Sí, lo es, Matz. Soy un hombre sin miedo.
MATZ: ¿Puede hacer arreglos para que entre en la habitación de mi prometida?
PEER: ¡Yo no! Usted para administrarse a sí mismo.
MATZ: – Si me ayudas, te regalo una vaca.
PEER: ¿Una vaca? Bueno, creo que puedo ayudar.
(Peer y Matz se van. En el grupo de chicos, con Aslak a la cabeza, comienza una atmósfera de confusión.)
ASLAK: – Esto tiene que parar. ¡O Peer Gynt o yo! ¡Uno de los dos acabará en el suelo!
NIÑO 1: ¡Así es!
NIÑO 2: ¡Que se enfrenten! ¡Queremos ver!
MAESTRO-CUCA: - ¡Cálmate! ¡Tranquilo! ¡Aquí no hay peleas!
PADRE DE SOLVEIG: - ¡Tranquilo, Aslak!
HELGA: Mamá, va a haber una pelea, ¿no?
NIÑO 3: ¡Vamos a echar a Peer Gynt!
NIÑO 4: Qué pena, porque tus mentiras nos hacen reír...
AASE (entra con un palo en la mano): – ¿Está mi hijo aquí? ¡Le daré una paliza, ya verá!
MATZ (viene corriendo): – ¡Papá! ¡Mamá!
PADRE DE MATZ: - ¿Qué pasó? ¿Que esta pasando?
MATZ: – ¡Era Peer Gynt!
AASE (gritos): – ¿Alguien lo mató?
MATZ: -¡No! ¡Mira allí! ¡Escápate con Ingrid, con mi prometida!
TODOS: – ¡¿Peer y la novia?!
ASLAK: – ¡Mira cómo sube al acantilado! ¡Parece una cabra montés!
MATZ: – ¡Y lleva a Ingrid en brazos como si fuera una ovejita!
AASE (enojada): – ¡Ojalá se caiga de arriba! (con angustia) ¡Cuidado, hijo mío, no te resbales!
PADRE DE INGRID (indignado): - ¡Lo mato!
AASE: ¡Ay, no es eso! ¡Solo sobre mi cadáver!
escena 4
Ainda de tarde. Estrada estreita na montanha.
Peer Gynt, Ingrid.
PEER (anda depressa): – Deixe-me! Vá embora!
INGRID (tenta detê-lo): – Depois que fugimos e que você me trouxe até aqui? Seu traidor!
PEER: – Pare com essas lamentações. Cada um é livre para escolher seu caminho. Além disso, não quero saber de mulheres, a não ser de uma.
INGRID: – Quem?
PEER: – Você é que não é.
INGRID: – Então, quem é? Diga!
PEER: – Digo, nada. Vá embora! Volte para a festa.
INGRID: – Peer, meu amor, eu lhe dou a propriedade de Haegstad e mais outros bens.
PEER: – Você, por acaso, traz um missal envolto num lenço? Vamos, responda!
INGRID: – Não, mas…
PEER: – Você anda com os olhos baixos, timidamente, segurando na saia de sua mãe? Hein?
INGRID: – Não, mas…
PEER: – Olhar para você transforma o mundo numa festa?
INGRID: – Jesus, você ficou louco! (ele se afasta e ela o puxa) Ah, Peer, fique comigo, você vai ficar rico e respeitado por todo mundo…
PEER: – Impossível!
INGRID: – É sua decisão final? Muito bem! Vamos ver quem chora por último! (afastam-se em direções opostas)
SEGUNDO ACTO
Escena 1
Cai a tarde. Um lago na montanha. Uma tempestade se aproxima.
Aase, Solveig, seus pais, Helga.
AASE (gesticulando e puxando os cabelos): – Estão todos e tudo contra mim! Querem engolir meu cordeirinho! O céu manda neblina para que ele se perca. A água quer afogá-lo. Os penhascos mandam avalanches. E os homens? Os homens o caçam para matá-lo! Eu não posso perdê-lo! Pobre Peer, meu cordeirinho perdido!
PAI DE SOLVEIG: – Está perdido, de fato.
AASE: – Não diga isso! Ele é tão esperto… Não existe ninguém mais sabido que ele!
MÃE DE SOLVEIG: – Será que ele é capaz de se arrepender do que fez?
AASE: – Ah, isso eu não garanto. O que sei é que ele é capaz de voar montado numa rena! Oh, precisamos achá-lo de qualquer maneira!
PAI DE SOLVEIG: – Sim, para salvar sua alma.
AASE: – E o corpo também! Se ele estiver atolado no pântano, nós vamos tirá-lo. Se o velho Rei da Montanha se apoderou dele, teremos que tocar os sinos!
HELGA: – Papai, por aqui há uns rastros!
AASE: – Deus os abençoe por me ajudarem! Peer está em perigo e ninguém mais me ajuda a procurá-lo…
MÃE DE SOLVEIG: – É nosso dever de cristãos.
(Os pais de Solveig e Helga seguem os rastros. Solveig se deixa ficar mais para trás de propósito e se aproxima de Aase.)
SOLVEIG: – Fale mais de seu filho. Conte tudo.
AASE (enxugando as lágrimas): – Tudo? Você se cansaria.
SOLVEIG: – Mais fácil você se cansar de falar do que eu, de escutar. (saem todos)
escena 2
Anoitece. O começo da cena se passa bem na frente. Ao fundo vê-se o castelo da montanha. Música “In der Halle der Bergkönigs”, de Grieg.
Peer; a Mulher de Verde, o Rei da Montanha, Troll-mor, quatro trolls, duas bruxas-troll; Helga, Solveig.
PEER (chega esbaforido e pára): – A aldeia toda está atrás de mim! Estão armados com paus e bastões! O primeiro da fila é o pai da noiva, gritando como um possesso! Bom, pelo menos já se fala agora em Peer Gynt. E é coisa séria, não é uma briga banal com um ferreiro! Ah, isso é que é viver! (dá pulos e luta a punhadas com inimigos imaginários) É desafiar, lutar! Isso reanima o coração! (bate com o nariz numa pedra e cai)
MULHER DE VERDE (surge): – Você é de verdade?
PEER (com um gesto que indica juramento): – Tão certo como eu me chamar Peer e você ser bela. Quer casar comigo? Você não precisará mais trabalhar. Só comer o dia inteiro.
MULHER DE VERDE: – E você não vai me bater nunca?
PEER: – Bater? Onde já se viu um filho de rei bater numa mulher? Nem pensar!
MULHER DE VERDE: – Ah, você é filho de rei? Pois eu sou a filha do Rei da Montanha. Você conhece meu pai?
PEER: – Hum… E você conhece minha mãe, a rainha Aase?
MULHER DE VERDE: – Quando meu pai se zanga, a montanha toda treme.
PEER: – Quando minha mãe se zanga, desmoronam avalanches.
MULHER DE VERDE: – Você não tem outras roupas além desses farrapos?
PEER: – Se você visse meu traje de gala… Agora, sua roupa me parece feita de capim e estopa.
MULHER DE VERDE: – Pois são de ouro e prata. É que o povo da montanha prefere mostrar uma aparência miserável e esconder sua riqueza.
PEER: – Lá em casa também é assim. Quem vê nosso ouro pensa que é palha e barro, e quem vê nossas vidraças só enxerga pedaços de papelão.
MULHER DE VERDE: – Peer! Já vi que fomos feitos um para o outro!
PEER: – Somos como a tampa e a caçarola!
MULHER DE VERDE: – Então, vamos ao castelo da montanha.
(Na sala do castelo, o Rei da Montanha está sentado no trono, com a coroa na cabeça e o cetro na mão. Dos dois lados estão o troll-mor e duas bruxas-troll. A cena pode começar com uma grande dança geral, com a música “A Sala do Rei da Montanha”. Toda a classe pode participar da dança, menos Aase, Solveig, Ingrid, Aslak, Matz, Anitra e o Desconhecido. A dança termina. Fica só a corte.)
TROLL 1: – Um cristão com a filha do rei! Que seja açoitado!
TROLL 2: – Posso torcer seu dedo?
TROLL 3: – Posso puxar seu cabelo?
TROLL 4: – Posso morder sua perna?
BRUXA-TROLL 1: – Devo cozinhá-lo com sal e pimenta?
BRUXA-TROLL 2: – Então já vou fincá-lo no espeto para assar em fogo brando.
REI: – Silêncio! (dirige-se a Peer): – Então você pede minha filha em casamento?
PEER: – E seu reino como dote.
REI: – Calma, rapaz! Primeiro temos condições a impor. Se você falhar em qualquer uma delas, nosso pacto se desfaz e ficamos com sua pele. A primeira condição é que você não pode mais sair dos limites deste reino, deve temer a luz do sol e tudo o que ela ilumina.
PEER: – Se eu puder ser chamado de rei, tudo bem.
REI: – Agora quero testar sua sabedoria. Qual a diferença entre o homem e o troll?
PEER: – Os trolls grandes querem fritar, os pequenos querem arranhar. O homem seria igual se não tivesse uma consciência.
REI (acena, e entram dois trolls com cabeça de vaca e porco): – Repare que a vaca traz a comida e o porco a bebida. O gosto não importa. E você ganha a taça de ouro se experimentar.
PEER (experimenta a bebida): – Essa bebida é horrível! Nunca vou me acostumar com ela. (tem uma visão de Aase rogando-lhe que não beba, mas não liga) Ah, o jeito é me acostumar. (bebe)
REI (enquanto os trolls vão vestindo Peer com outra roupa): – Tire essas roupas de cristão. De vocês, só usamos o laço de seda que enfeita nossa cauda.
PEER (furioso): – Pois fique sabendo que não tenho cauda nenhuma! Estão zombando de mim, é?
REI: – Para ser noivo de minha filha, só com a cauda que o troll-mor vai prender em você.
PEER (tem outra visão de Aase rogando-lhe que não ceda): – Bem, é preciso acatar os costumes do país. Podem pôr a cauda em mim. Contanto que eu não tenha de renegar minha fé de cristão. (a cauda é posta)
REI: – Absolutamente. É pelo aspecto e pelos trajes que se reconhece um troll. Quanto à crença, pode ser a que você quiser. E agora, já que terminamos a parte séria, vamos nos alegrar com a música.
(Música, uma cacofonia total. Quem dança é a Mulher de Verde.)
TROLL-MOR: – Está gostando? Seja franco! Que é que você acha?
PEER – Hum… Acho tudo horroroso e de muito mau gosto.
MULHER DE VERDE (chora): – Olhem só o que ele diz de nossa dança e de nossa música!
REI: – Ah, natureza humana! Meu genro parecia macio como uma luva, aceitou nossa roupa, a bebida e a cauda. Pensamos que tínhamos banido de seu corpo o velho Adão para sempre! Pois sim! Ele surge de novo. É, e vai precisar de uma operação séria para se livrar dessa maldita natureza humana.
PEER: – Operação? Que operação?
REI: – Você vai ficar um pouco vesgo do olho esquerdo para ver tudo lindo, e depois arranco seu olho direito. (vai pondo sobre a mesa alguns instrumentos cortantes)
PEER: – E depois os olhos voltam ao normal?
REI: – Nunca mais, meu filho.
PEER: – Então vou embora e sigo meu caminho. (vai sair e é impedido)
REI: – Ei, ei! É fácil entrar neste reino, mas sair é impossível.
PEER: – Eu queria me casar com uma princesa e ganhar um reino de verdade. Estava disposto a fazer alguns sacrifícios. Pequenos. Mas daí a ser troll para o resto da vida, nisso não consentirei mesmo!
REI: – Você vai acabar me irritando. E agora tem que se casar com minha filha!
PEER: – Não!!
MULHER DE VERDE: – Mas, meu adorado!
PEER: – É tudo um pesadelo! Abram a porta! Quero ir embora!
REI: – Nada disso, príncipe Peer!
PEER: – Príncipe? Pois fiquem sabendo que não sou nem rico, nem príncipe! (a Mulher de Verde desmaia)
REI (para os trolls): – Acabem com ele, meus filhos! E fechem todas as saídas!
PEER (com a gritaria dos trolls atrás dele tentando arranhá-lo): – Ai, ai! (Peer fica soterrado sob os trolls, só se vê sua cabeça): – Socorro! Mamãe! Estou morrendo!
(Ouve-se ao longe o som dos sinos da igreja. Cessa todo o tumulto, os trolls fogem, e tudo desaparece. Em seguida, raia o dia. Peer está deitado, dormindo; vai acordando e se senta, atordoado.)
HELGA (trazendo um cesto de víveres): – Foi a Solveig que mandou…
PEER (ergue-se de um salto): – Onde está ela? (vê Solveig mais adiante)
SOLVEIG (com um gesto): – Não se aproxime, que eu fujo.
PEER: – Sabe onde eu passei a noite? Com o Rei da Montanha e sua filha, que queria se casar comigo.
SOLVEIG: – Então fizeram bem em tocar os sinos!
PEER: – Han! Eu não sou presa fácil! Que é que você acha? (Solveig foge)
HELGA: – Solveig! (vai correr atrás dela, mas Peer a segura pela mão)
PEER: – Helga, olhe o botão de prata que eu tenho no meu bolso! Fique com ele para você e diga a Solveig para não me esquecer.
TERCEIRO ATO
Escena 1
Denso bosque de pinheiros.
Peer Gynt.
Peer (em mangas de camisa, derruba uma árvore): – Puxa, como é duro pôr madeira abaixo para construção, ufa! Pior é quando a gente se deixa levar pela imaginação! Tenho que perder esse vício! Com a mania de estar sempre nas nuvens, sonhando acordado, você leva é a breca, Peer Gynt! (trabalha com afinco por algum tempo depois pára) É como eu digo: se você está com fome, o jeito é caçar, pescar. Se não tem casa, tem que derrubar árvores, carregar nas costas e levar até o lugar escolhido. (larga o machado e começa de novo a sonhar) Será linda! No alto vou erguer uma torre. Mando fazer portas e fechaduras de cobre e vidraças bem bonitas, dessas que brilham de longe. (rindo de si mesmo) Pronto! Já estou de novo nas nuvens. Uma choupana coberta de palha serve muito bem para proteger da chuva, sabe?
escena 2
Mesmo lugar. Uma cabana recém-construída. Galhada de rena na porta.
Peer Gynt, Solveig; a Mulher de Verde.
PEER (prega uma fechadura de madeira na porta da cabana):
– Quero uma fechadura secreta e bem forte,
para não deixar entrar o diabinho que só traz má sorte!
Parece até que o escuto gritar:
“Abra, Peer! Eu vim sorrateiro como o pensamento!
Abra para a turma que veio montada no vento!”
SOLVEIG (aparece de lenço na cabeça e embrulho na mão): – Que Deus abençoe seu trabalho! Eu vim porque você me chamou.
PEER: – Solveig! É você? Você mesma? Não, não é possível! E você não tem medo de chegar perto de mim?
SOLVEIG: – Minha irmãzinha Helga me transmitiu seu recado. O vento e o silêncio trouxeram outros. E sua mãe também, quando me falou de você; e meus sonhos, minhas noites longas, meus dias solitários. Tudo isso me dizia para eu vir. Eu vim porque era a única coisa que eu podia fazer.
PEER: – Mas, você deixou tudo para ficar comigo?
SOLVEIG: – Deixei. Você será tudo para mim: meu amigo e meu consolo.
PEER: – Você está sabendo da sentença pronunciada contra mim? Fui expulso da aldeia e me despojaram do que era meu. Sabe em que condições eu vivo aqui? Se eu sair deste bosque, o primeiro que aparecer pode me denunciar!
SOLVEIG: – No caminho, cada vez que alguém perguntava para onde eu ia, eu respondia: “Vou para minha casa”.
PEER (feliz): – Ah, não preciso mais de porta, nem de fechadura, pois a bênção de Deus toca esta casa onde você vai morar com seu pobre caçador! Solveig! Deixe-me olhar para você! Como você é bela e pura! Mas… é melhor derrubar esta cabana. É pequena demais, é feia demais para você.
SOLVEIG: – Eu gosto. Aqui eu me sinto finalmente em casa.
PEER: – Para sempre, não é?
SOLVEIG: – Ah, sim, pelo caminho que vim, não se volta nunca mais.
PEER (muito feliz): – Entre! Vou buscar lenha e vamos acender o fogo, para nos dar luz e calor e para você poder descansar bem gostoso, sem nem um arrepio de frio.
(Ela entra na cabana. Peer pega o machado e se dirige para o bosque. Nesse momento, sai do bosque a Mulher de Verde, mas bem mudada, velha e maltrapilha. Peer não a reconhece.)
MULHER DE VERDE: – Boa tarde, Peer do pé ligeiro!
PEER: – Quem é você?
MULHER DE VERDE: – Ora, somos velhos amigos, e minha cabana é perto daqui.
PEER (não dando atenção): – Desculpe, estou com pressa. Além do mais, não nos conhecemos, você está enganada.
MULHER DE VERDE: – Qual o quê! Só me enganei quando acreditei nas suas promessas.
PEER: – Minhas promessas? Então… então… você é a Mulher de Verde, filha do Rei da Montanha? Mas você era bonita!
MULHER DE VERDE: – Ora, Peer Gynt! É só você expulsar essa moça da sua casa e dos seus pensamentos, que eu fico bonita de novo.
PEER: – Vá embora!
MULHER DE VERDE: – Calma! Não sou fácil de vencer, não. Vou voltar aqui todos os dias e me plantar na sua porta. Quando vocês estiverem sentados juntinhos, eu apareço entre os dois. Até breve, meu adorado! (ela sai)
PEER (arrasado, depois de uma pausa): – Agora minha casa desmoronou! Agora, um mundo me separa de minha amada! Minha alegria evaporou. Dê meia volta, Peer Gynt, vamos! Acabou-se o caminho em linha reta. Caminho? Quem sabe? Deve haver um caminho, deve, deve… Será o do arrependimento? Falaram disso, não lembro onde. Sei lá! Vai ver que é preciso percorrê-lo por muitos anos… E será que as coisas se consertam? E Aslak, Ingrid, A Mulher de Verde?… (dá uns passos em direção à cabana e pára) Todos ficariam no meio de nós… E nem sei o que foi feito
de minha velha Mãe… Eu cometeria um pecado ficando com Solveig manchado como estou.
SOLVEIG (aparece na porta): – Você não vai entrar?
PEER (a meia-voz): – Vou dar meia volta.
SOLVEIG: – Que foi que você disse?
PEER: – Já está escurecendo e tenho de carregar um fardo pesado.
SOLVEIG: – Eu vou ajudá-lo. Vamos trazê-lo juntos!
PEER: – Não. É impossível. Fique aí mesmo. Espere por mim.
SOLVEIG: – Você vai demorar muito?
PEER: – Não sei. De qualquer modo, espere por mim.
SOLVEIG: – Eu espero, sim. Pode deixar. (fica de pé na porta)
PEER (caminha e fala consigo mesmo):
– Eh, Peer, você sabe onde vai agora?…
QUARTO ATO
Escena 1
Casa de Aase. No alto, de um lado, o castelo que depois se acende. É tocado o tema “Morte de Aase”.
Aase, Peer; personagens de contos de fadas; as duas Velhas do Primeiro Ato.
AASE (deitada na cama, recostada em altos travesseiros): – Ai, meu Deus… Tenho tantas coisas para dizer a Peer, e ele não chega nunca! Meu tempo é curto… Aase, Aase, se você soubesse, teria sido menos severa com seu filho…
(Peer entra e vê a mãe na cama.)
PEER: – Eh, Mãezinha! Boa-tarde!
AASE: – Deus seja louvado! É ele! Mas, meu filho, você teve coragem de vir aqui? É um risco que você corre. Todos o condenaram, lembra?
PEER: – Ah, isso não importa. Eu precisava vir e pronto.
AASE: – Foi bom. Agora posso partir em paz.
PEER: – Partir? Para onde?
AASE: – Só partir. Está na hora.
PEER (dá alguns passos e espreguiça os braços): – Bem… eu vim aqui respirar um pouco. (olha para a mãe, pega suas mãos e pés e os esfrega) Você está com as mãos e os pés gelados! (pega uma colcha e a cobre). Mãe, você se lembra das histórias de fadas que você me contava? Você se lembra dos reis e rainhas, bruxas e fadas e anões?
(Essas personagens aparecem e sobem para o castelo.)
AASE (aponta para o castelo que se ilumina): – Ah, eles estão todos lá no castelo.
PEER: – É, mesmo. Nós brincávamos que íamos de trenó por montes e vales, até o castelo que fica a oeste da lua e a leste do sol.
AASE: – Já vejo a luz nas janelas do castelo. Eu queria ir para lá…
PEER (ele anda pelo quarto recitando com gestos espalhafatosos):
– Pois vamos! Nós vamos partir agora
para o castelo de Sória-Mória.
O rei que vai dar a festa
já tem a coroa na testa.
AASE: – E São Pedro? Ele está na porta?
PEER (enquanto Aase sorri e fecha os olhos):
– São Pedro é o porteiro.
Ele é tão hospitaleiro.
E dona Aase é bem-vinda,
pois é muito boa e linda.
Há torta e vinho sobre a mesa.
E no meio um vaso de flor.
E a falecida mulher do pastor
prepara o café e a sobremesa.
Vocês duas vão se encontrar
e vão conversar até cansar!
– Ó personagens do castelo,
abram a porta para minha Mãezinha!
Eu duvido que haja alguém
que valha mais do que ela sozinha!
(Ele olha para o castelo e vê a alma da mãe acenando para ele, feliz; ele acena para ela)
PEER: – Mãe, como está a festa aí no castelo? Olhe! Eu agradeço tudo o que você fez por mim. As zangas e os carinhos!
(Entram as duas velhas e se aproximam da cama.)
1ª VELHA: – Ela está dormindo.
2ª VELHA: – Profundamente.
PEER: – Não. Não está dormindo. Ela partiu… morreu.
1ª VELHA: – Morreu… Mas… você é o Peer Gynt!
PEER (pondo o dedo nos lábios para fazerem silêncio): – Sim… O condenado, o banido. Olhem, cuidem para que ela tenha um funeral digno. Quanto a mim, vou ter de fugir antes que me descubram aqui.
2ª VELHA: – Você vai para longe?
PEER: – Até o mar.
1ª VELHA: – Tão longe?
PEER: – Mais longe ainda!
escena 2
Oásis num deserto, com uma ou duas tendas.
Peer Gynt; Anitra, moças do deserto.
ANITRA e MOÇAS (cantam, com a “Arab Dance”, da Suíte de Grieg):
“Dai glória, dai glória ao profeta,
senhor do nosso futuro!
O mar de areia cruzou,
ao nosso oásis chegou.
A ele então recebei!
Em nosso bom recanto acolhei!
(A terceira estrofe é cantada com a melodia da primeira)
Na fronte, o véu vamos abaixar,
abaixar!
E seu saber vamos honrar,
honrar!”
(Peer, que cruzou o mar, acha uma roupa de profeta, anéis e um turbante com uma jóia; ele se enfeita e veste a roupa por cima da sua.)
PEER (Realmente puedo): – Está escrito: “Ninguém é profeta em sua terra”, e é verdade. E pode ser que aqui eu seja um profeta! Por Deus, é uma coisa de que eu gosto! Bastou atravessar o mar e chegar ao deserto, e estou com esta fantasia e entre as filhas das areias. Elas dizem que eu sou o profeta e não têm a menor dúvida! Mas, não vou mentir para elas. Mentir e profetizar são coisas diferentes. Além disso, sempre posso sumir a tempo. Não há perigo.
ANITRA (aproximando-se): – Meu amo e profeta!
PEER: – Quem é você e o que deseja?
ANITRA: – Sou Anitra. Chegaram filhos do deserto. Estão na tenda e pedem para contemplar sua face.
PEER: – Diga a eles que fiquem à distância. Só quero preces rezadas de longe. Não tolero homens em minha tenda. Os homens, minha filha, são uma espécie miserável! Você nem imagina de que são capazes! (pausa) Agora, dance, Anitra.
(Peer se senta no chão de pernas cruzadas e assiste a dança de Anitra, ao som do trecho “Dança de Anitra”.)
PEER (quando a dança termina): – Você é sedutora, minha filha. Eu, o profeta, estou comovido. Por isso, farei de você uma huri em meu Paraíso.
ANITRA: – Ah, isso é impossível, pois não tenho alma…
PEER (espantado): – Não tem alma? Ah, sempre se acha um lugarzinho para encaixar uma alma. (mede a cabeça de Anitra) Sua cabeça tem lugar de sobra! Não para uma alma muito profunda, mas que importa isso?
ANITRA (percebendo que o profeta é falso): – O profeta é tão bom… Mas, eu preferia ter… em vez de alma… essa jóia linda de seu turbante!
PEER (dá-lhe a jóia com entusiasmo): – Anitra! Verdadeira filha de Eva! Sinto o poder magnético do seu encanto! Agora, descanse.
(Noite de lua. Anitra finge que adormece. Peer toca uma cítara e fala.)
PEER:
– Quando deixei a casa sossegada,
meu peito estava imerso em desventura.
Atravessei o mar e o deserto,
buscando novo amor, nova ternura.
Afinal encontrei Anitra bela.
Mais do que o vinho ela é embriagante!
Vejo seu corpo leve e os pés alados,
ou é a sorte ilusória e inconstante?
(põe a cítara de lado e dá alguns passos)
– Neste silêncio tudo está imerso.
Será que a bela Anitra ouviu meus versos?
ANITRA (levanta-se): – Meu mestre chamou?
PEER: – Sim! O profeta chama por você. Venha ouvir-me.
ANITRA (estende-se a seus pés): – E é ouvindo-o que eu ganharei uma alma?
PEER: – A alma você terá mais tarde. O principal é o coração da linda mulher de quem eu quero ser o sultão!
ANITRA (manhosa e esperta): – Então me dê esse anel que está em seu dedo!
PEER (dá-lhe o anel e outras jóias): – Tome estas bagatelas todas, Anitra. Ah, faça-me sofrer um pouco, mas só um pouco. É doce sofrer quando se ama.
ANITRA: – Anitra obedece à ordem do profeta. Adeus! (foge com todas as jóias)
PEER (como que fulminado por um raio): – O quê?! Anitra!!! Fugiu com tudo! Não, isso não pode ser!
QUINTO ATO
Cena Única
Noite. Clareira de pinheiros meio queimados. Soleira da cabana de Peer.
Solveig; Peer Gynt, o Desconhecido; Aslak, Ingrid, a Mulher de Verde, Anitra, Aase; Novelos, Folhas secas, Gotas de orvalho, Pedaços de palha. No fim, todos.
(Peer tem uma visão de Solveig cantando na soleira da cabana.)
SOLVEIG (canta a “Canção de Solveig”, de Grieg)):
“Inverno se foi, primavera passou.
E meu bem não chegou.
Verão e outono, tudo terminou.
E meu bem não chegou.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar,
voltar para mim.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar.
O amor não tem fim.”
DESCONHECIDO (entra): – Olá, Peer Gynt!
PEER (amedrontado): – Quem é o senhor?
DESCONHECIDO: – Um amigo, às suas ordens. Sou um cientista, sabe? Pesquiso sonhos humanos; e todo dia venho buscar almas de pessoas que estão prontas para deixar este mundo. Por isso, eu lhe peço um favor especial: ao morrer, você me daria sua alma e seu precioso cadáver?
PEER: – Que brincadeira é essa? O senhor está passando dos limites!
DESCONHECIDO: – Ah, mil desculpas. Mas, reflita um pouco. É que você preenche a condição principal: nunca olhou para os outros, só para si mesmo. Portanto, nunca chegou ao “Homem, seja você mesmo”.
PEER: – E que significa “ser você mesmo”?
DESCONHECIDO: – Significa atingir aquilo que o Mestre reservou para a sua vida. Mesmo quem não sabe o que lhe foi reservado deve pressentir.
PEER: – Só que às vezes a gente pressente errado e toma outro caminho. (grita) Por falar nisso, siga seu caminho e me deixe em paz!
(Conforme vão sendo nomeadas, entram personagens silenciosamente e formam uma espiral: Aslak, Ingrid, a Mulher de Verde e Anitra.)
DESCONHECIDO: – Ah, não; você é precioso demais para ser deixado em paz. Acho mesmo louvável a surra que deu no ferreiro Aslak. E aquela bobinha, a Ingrid, que você iludiu magistralmente! Com a Mulher de Verde, você começou bem, mas desistiu de ficar lá. Foi pena. E diga-me francamente, não foi maravilhoso como profeta diante de Anitra? Parecia mesmo um enviado de Deus! Ah, você me pertence! A não ser que se arrependa e se transforme em algo que preste, mas acho que esse caminho você não será capaz de trilhar. É muito difícil! (ri)
(Vão passando os Novelos, as Folhas secas, as Gotas de Orvalho, os pedaços de Palha.)
NOVELOS (passando):
– Somos os novelos
que você enrolou.
Sim, os pensamentos
que não desfiou.
Coração vazio,
ouça nosso intento:
Desenrole o fio
enquanto ainda é tempo! (saem)
FOLHAS SECAS:
– Somos folhas secas,
palavras não ditas,
que morrem e caem
da alma infinita.
Porém sempre soa
este nosso intento:
A palavra boa
diga enquanto é tempo! (saem)
GOTAS DE ORVALHO:
– O orvalho são lágrimas
que alguém não chorou,
e o inverno da alma
não descongelou.
Ouça de uma vez
este nosso intento:
Chore o que não fez
enquanto ainda é tempo! (saem)
PEDAÇOS DE PALHA:
– Pedaços de palha,
atos não cumpridos.
Em quem se atrapalha,
tudo é interrompido.
Homem indeciso,
ouça nosso intento:
Faça o que é preciso,
enquanto ainda é tempo! (saem)
PEER: – Estou mesmo atrapalhado, seco, frio. Preciso, já, já, desenrolar meu novelo! (ele ouve de novo Solveig cantando)
SOLVEIG:
“Em nossa cabana estou a esperar,
estou a esperar…
Meu bem tem um fardo pesado a carregar,
pesado a carregar.
Aqui eu vou ficar, ele há de voltar,
voltar para mim.
Aqui eu vou ficar, ele há de voltar.
O amor não tem fim.”
(Rola uma cebola grande pelo chão. Peer se abaixa, brincando com ela. Depois, como que tendo uma idéia apanha-a e se levanta.)
PEER:
– Velho e ainda menino,
olhem só aonde me mandou o destino… (aponta a espiral e olha a cebola)
Hoje sou uma cebola e vou me descascar direitinho.
Quem sabe no fim encontro meu caminho?
(Peer percorre a espiral, pára em Aslak, arranca a primeira camada da cebola.)
PEER:
– Aslak! Você está aqui afinal
por uma briga tão banal…
ASLAK:
– Não foi só o meu corpo que você machucou.
Bateu em minha dignidade e me humilhou.
PEER:
– Quis provar que era forte nesse ataque
e pensei só em mim. Perdão, Aslak. (Aslak sai)
(Peer joga fora a primeira camada, arranca a segunda e vai até Ingrid.)
INGRID:
– Peer Gynt, você me iludiu sem piedade,
com um amor que não era de verdade.
PEER:
– Ingrid! Sua beleza me atrapalhou a vista.
Foi só o prazer de uma conquista.
Perdoe minha leviandade
e aceite minha amizade. (Ingrid sai)
(Peer joga fora a segunda camada e arranca a terceira, indo à Mulher de Verde.)
MULHER DE VERDE:
– Você fugiu do meu amor.
Queria só ser imperador.
PEER:
– Eu quis usufruir poder e riqueza erradamente,
num reino que era para seres diferentes.
Perdão, Mulher de Verde. Sem nada lhe dar,
eu só queria aproveitar.
(A Mulher de Verde sai. Peer joga fora a terceira camada, arranca a quarta e vai até Anitra.)
ANITRA:
– Suas jóias, que eram uma beleza,
consegui com minha esperteza.
Você não me deu alma. Só atenção passageira.
PEER:
– Perdão, Anitra. Brinquei com sua fé verdadeira. (Anitra sai)
(Peer joga fora a quarta camada e arranca várias outras.)
PEER (reflexivo):
– Camadas e camadas de uma simples cebola,
imagens das vestes do homem no mundo!
Quanto mais cavo e em mim me aprofundo,
mais descubro que não tenho fundo!
DESCONHECIDO: – Minhas garras se afrouxaram, mas você ainda me pertence, Peer Gynt! Ainda resta sua mãe, olhe lá!
ALMA DE AASE (fala de longe) :
– Oh, meu menino encrenqueiro,
você não tem juízo, filhinho?
Satã é um péssimo cocheiro
e leva você pelo mau caminho!
PEER:
-Ah, mas se a culpa é de Satã,
eu não sou tão ruim assim.
Minha noite vai virar manhã,
e o céu vai ter piedade de mim!
(Escurece tudo. Começa a brilhar uma luzinha na cabana de Solveig.)
PEER: – Que luz é aquela?
DESCONHECIDO: – É a luz de uma vela.
PEER: – De onde? De onde?
DESCONHECIDO: – De uma cabana onde uma mulher canta.
SOLVEIG (canta, com um livro envolto num lenço):
“Em nossa cabana estou a esperar,
estou a esperar.
Meu bem tem um fardo pesado a carregar,
pesado a carregar.
Aqui eu vou ficar, ele há de voltar,
voltar para mim.
Aqui eu vou ficar, ele há de voltar.
O amor não tem fim.”
PEER (na frente da cena, com desespero, ainda sem ser visto por Solveig):
– Aqui, (põe a mão no coração) o esquecimento triste.
Ali, (aponta a cabana) a fé que não desiste.
Aqui, a angústia sugando o coração.
Ali, a verdade, o amor.
Ali, sim, eu fui imperador,
não fui uma ilusão. (decide-se)
Agora, eu nunca mais dou meia volta, eu vou em linha reta!
(Corre para Solveig e se ajoelha.)
SOLVEIG (surpresa e feliz): – É você, Peer, é você! Bendito seja Deus!
PEER: – Oh, Solveig, pode se queixar e me reprovar por todos os meus erros!
SOLVEIG: – Peer, você não sabe, mas fez de minha vida um cântico de amor!
PEER: – Não me perdoe tão facilmente! Sabe por onde andei todos estes anos?
SOLVEIG: – Sei. Na minha fé, na minha esperança, no meu amor.
PEER: – Eu demorei demais. Andei por caminhos obscuros…
SOLVEIG (estende-lhe a mão e o levanta):
– Você precisava aprender a amar.
E isso tinha de ser devagar.
Mas agora, que você chegou,
entre, Peer, na casa que você preparou.
Na lareira há luz e muito calor.
O calor do fogo e o calor do amor.
PEER:
– Solveig! Eu não esperava tão doce perdão…
Agora, é seu para sempre o meu coração!
(Os dois se abraçam e entram na cabana. Todos aparecem no palco e cantam a Canção de Solveig inteira. Quase no fim da canção, Peer e Solveig se juntam a todos.)
TODOS (cantando):
“Inverno se foi, primavera passou.
E meu bem não chegou.
Verão e outono, tudo terminou.
E meu bem não chegou.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar,
voltar para mim.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar.
O amor não tem fim.
Em nossa cabana estou a esperar,
estou a esperar…
Meu bem tem um fardo pesado a carregar,
pesado a carregar.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar,
voltar para mim.
Aqui eu vou ficar. Ele há de voltar.
O amor não tem fim.”
FINAL
Sobre a escolha e o envio da peça
Para escolher uma peça com objetivo pedagógico, estude bem que tipo de vivência seria mais importante para fortalecer o amadurecimento de seus alunos. Será um drama ou uma comédia, por exemplo. No caso de um musical, é importante que a classe seja musical, que a maioria dos alunos toquem instrumentos e/ou cantem. Analise também o número de personagens da peça para ver se é adequado ao número de alunos.
Enviamos o texto completo em PDF de uma peça gratuitamente, para escolas Waldorf e escolas públicas, assim como as respectivas partituras musicais, se houver. Acima disso, cobramos uma colaboração de R$ 50,00 por peça. Para outras instituições condições a combinar.
A escola deve solicitar pelo email [email protected], informando o nome da instituição, endereço completo, dados para contato e nome do responsável pelo trabalho.