ópera de WA Mozart
versión de la traducción del libreto al portugués: Ruth Salles
NOTAS sobre la ópera LA FLAUTA MÁGICA
en
Wolfgang Amadeus Mozart
(de la versión de 1983)
Mozart, genial compositor austríaco, nació en Salzburgo, el 27 de enero de 1756, y murió en Viena, el 5 de diciembre de 1791. Dotado de una gran precocidad musical, este maestro es autor de numerosas obras maestras, a pesar de haber muerto tan pronto. temprano, antes de cumplir los 36 años de edad.
Se dice que "La flauta mágica" fue la última obra de Mozart, compuesta el año de su muerte. Cuenta la historia de un príncipe, Tamino, que acompañado de Papageno, un cazador de pájaros, va en busca de su amada Pamina, hija de la Reina de la Noche y del sumo sacerdote Sarastro. Tras varias aventuras, Papageno conoce a una anciana que se transforma en la joven Papagena, mientras Tamino y Pamina se someten a pruebas de fuego y agua, protegidos por la flauta mágica, para purificarse y merecerse el uno al otro. Al final, la Reina de la Noche, sus damas y Monostatos son expulsados, mientras que Tamino y Pamina reciben las bendiciones de Sarastro y todos los sacerdotes del Círculo Solar de Isis y Osiris.
El libreto original en alemán de esta ópera de influencia masónica es de Emanuel Schikaneder. Para esta presentación de 8º grado del profesor Alpineu Brigagão, la traducción literal al portugués estuvo a cargo de la profesora de música Mechthild Vargas (La Meca), gracias a la cual pude reescribir la parte hablada y recomponer los versos de la parte cantada; también me ayudó a revisar todas las arias para que el texto encajara lo más posible con la música. Mi agradecimiento a ella.
ruth salles
Esta versión, realizada en 1983, aparece en la ópera completa. Sin embargo, también existe una nueva versión, realizada en 1999 a pedido de la maestra de clase María Cristina Ciocchi, donde se acortan las partes habladas y se hablan algunas partes cantadas, pero no en verso; la elección de las partes a cantar quedó a criterio de la profesora de música de la clase, Isabel Galán Matas Lüders.
CARACTERES:
Sarastro, sumo sacerdote de Isis y Osiris… (bajo) ?
Reina de la Noche… (soprano)
Pamina, tu hija..(soprano)
Tamino, príncipe oriental…(tenor)
Papageno, cazador de pájaros…(barítono)
Papagena (también la Vieja)…(soprano)
El predicador…. (corto ?)
Primer Sacerdote... (parte hablada)
Segundo Sacerdote… (tenor)
Tercer Sacerdote... (parte hablada)
Monostatos, moro al servicio de Sarastro…. (tenor)?
Primera Dama de la Reina... (soprano)
Segunda Dama de la Reina… (soprano)
Tercera dama de la reina... (mezzosoprano)
Primer Genio del Bosque... (soprano)
Segundo Genio del Bosque... (mezzosoprano)
Tercer Genio del Bosque… (contralto)
First Armored Man… (tenor o barítono)
Segundo Hombre Blindado… (¿bajo?)
Tres esclavos... (parte hablada)
Sacerdotes, Esclavos, Séquito… (Parte hablada)
(Las voces para acompañamiento o apoyo de cualquier canto individual quedan a discreción del profesor de música).
SINOPSIS SIGUIENDO LOS ESCENARIOS
PRIMER ACTO
región rocosa – El joven príncipe Tamino es perseguido por una serpiente. Se desmaya y las tres Damas de la Reina de la Noche matan al monstruo y se van. Al recobrar el sentido, Tamino ve llegar a Papageno, un simple cazador de pájaros vestido con plumas de pájaro, que afirma haber matado a la serpiente. Al escuchar esto, las tres Damas reaparecen y cierran la boca con un candado. A continuación, a Tamino se le muestra el retrato de Pamina, hija de la Reina de la Noche. Tamino se enamora. La Reina aparece como por arte de magia y le dice que su hija ha sido secuestrada por Sarastro, un espíritu maligno, e insta al príncipe a ir a salvarla. Las tres damas le dan a Tamino una flauta mágica que lo protegerá y le dan a Papageno campanas mágicas. Tres genios del bosque deben guiarlos.
Suntuosa Sala Egipcia, en el palacio de Sarastro, sumo sacerdote de Isis y Osiris - Allí está Pamina, custodiada por Monostatos y otros esclavos. Monostatos se sobresalta por la entrada de Papageno y sale corriendo. Papageno logra advertir a la joven de la llegada de Tamino.
Arboleda sagrada, donde están el templo de la Sabiduría y otros dos templos, que son el de la Razón y el de la Naturaleza – Tamino busca a Pamina. Desde el Templo de la Sabiduría, aparece un sacerdote que le habla de la bondad de Sarastro, quien Tamino pensó que era un mal hombre. Tamino escucha la flauta de pan de Papageno y corre en su busca. Papageno, por su parte, viene trayendo a Pamina, pero Monostatos las agarra. Papageno y Pamina se liberan haciendo sonar las campanas mágicas. Sarastro llega con su séquito. Explica por qué mantiene a Pamina en su palacio: para protegerla de la influencia maligna de la Reina de la Noche.
SEGUNDO ACTO
Palmeral y pirámides – Sarastro y sus sacerdotes iniciados deciden someter a Tamino y Papageno a las pruebas de purificación en el templo de Isis y Osiris. Pamina será el premio final para Tamino. Este y Papageno deben guardar silencio. Si gana Papageno, también recibirá un acompañante.
Jardines del Palacio de Sarastro – Monostatos observa a Pamina dormida, pero aparece la Reina de la Noche y él se esconde. La Reina incita a su hija a matar a Sarastro, le entrega un puñal y luego desaparece. Monostatos, habiendo escuchado la conversación, le quita la daga a Pamina y la amenaza si rechaza su amor. Aparece Sarastro, le quita el puñal a Monostatos y lo destierra. Le explica a Pamina que en sus dominios se desconoce la venganza, ya que la joven teme que Sarastro se vengue de su madre.
amplio vestíbulo – Tamino y Papageno son puestos a prueba por el silencio. Una anciana llega para tratar de hablar con Papageno, quien no puede contenerse y habla con ella. Tamino enfrenta valientemente la tentación de hablar con Pamina. Los Genios aparecen antes de que aparezca Pamina y los alientan y alimentan, devolviéndoles la flauta y las campanas.
Recinto abovedado de las pirámides – Sarastro y los sacerdotes convocan a Isis y Osiris. Tamino pasará por otras pruebas. Pamina llega a darle el último adiós. Se van y aparece Papageno, que no ha pasado la prueba del silencio. Todo lo que quiere es comida, bebida y un mate. La anciana reaparece y lo convence para que le prometa amor. En esto, se transforma en la joven Papagena. Sin embargo, aparece un sacerdote para decir que aún no es hora de que Papageno se lo gane.
Pequeño jardín cerca del templo. – Pamina intenta suicidarse con el puñal que le regaló su madre, pero aparecen los tres Genios para disuadirla.
Cascada montaña y montaña donde sale fuego – Dos hombres acorazados lideran a Tamino, que se enfrentará a las grandes pruebas de fuego y agua. Aparece Pamina y se le permite compartir la evidencia. La flauta los protege y, cuando terminan las pruebas, el coro los saluda.
Pequeño jardín cerca del templo. – Papageno, separado de Papagena, pretende suicidarse, pero aparecen los tres Genios y le sugieren que haga sonar las campanas mágicas. Papagena entonces aparece ante él.
La Reina de la Noche, sus Damas y Monostatos intentan invadir el templo, pero son rechazados por un terrible trueno. Sale el sol. Coro final de alabanza a los vencedores ya Isis y Osiris.
APERTURA - ORQUESTA
PRIMER ACTO
La escena se desarrolla en una región rocosa; aquí y allá, algunos árboles; a ambos lados, colinas suaves; también hay un templo de forma circular.
ESCENA 1
Tamino; las tres Damas de la Reina de la Noche.
Tamino, vestido con el traje de cazador japonés más rico, aparece detrás de una roca, sosteniendo un arco pero sin flechas. Una gran serpiente lo persigue. Luego entran las tres Damas de la Reina de la Noche.
(Parte cantada – Allegro):
TALLA:
"¡Alivio! ¡Alivio! ¡Nadie viene a salvarme! (Bis)
Morir bajo los dientes fatales de la serpiente... ¡Oh cielos, piedad!
Se acerca más… (bis)
¡Ya es tarde! ¿Nadie, nadie me librará?
¡Pido salvación! ¡Oh dioses, dadme protección!”
(Se desmaya. Pero el portal del templo ya se había abierto, y tres Damas Veladas salieron, cada una con una lanza de plata.)
TRES SEÑORAS:
“¡Nuestro poder te librará! (Cortaron la serpiente en 3 pedazos).
Murió... Murió... Y este joven revivió.
Solo estas manos, (bis)
valiente, le dieron protección. (Bis)
DAMA 1 (contemplando a Tamino): ¡Qué joven tan apuesto es!
SEÑORA 2: Tan hermosa que nunca la había visto...
SEÑORA 3: Encantadora y tan amable…
TRES SEÑORAS:
¿Podría amar a alguien,
sería este o ninguno. (Bis)
Lo que pasó aquí pronto se lo contaremos a la Reina.
SEÑORA 1: ¡Rápido ve allí! Me quedare aqui.
SEÑORA 2: ¡No, no! ¡Pues vete! debo mirar
SEÑORA 3: ¡No, no! ¡Déjame en paz! Yo cuidaré de él.
SEÑORA 1: Me quedaré aquí.
SEÑORA 2: Debo vigilar.
DAMA 3: Yo me ocuparé de él.
SEÑORA 1: ¡Yo me quedo!
DAMA 2: ¡Me lo guardo!
DAMA 3: ¡Yo me encargo!
DAMAS 1 y 2: ¡Yo! ¡YO!
SEÑORA 3: ¡Yo!
(cada uno por su cuenta):
SEÑORA 2: ¿Me voy?
SEÑORA 3: ¿Me voy?
SEÑORA 1: ¿Me voy? (Bis)
DAMA 3: ¡Ay no!
DAMA 2: ¡Ay no!
DAMA 1: ¡Ay no!
TRES LAMEN: ¡Ay no! ¡Yo no! ¡Yo no! ¡Yo no! ¡Yo no!
Todos querían quedarse, aquí para quedarse. No lo harán, no lo harán, no lo harán, no lo harán, pero juntos se irán, (bis)
pero juntos se irán. (Bis)
TRES SEÑORAS:
daría todo lo que tengo
estar con el!
¡Él sería mío, sólo mío!
SEÑORA 1: ¡Sería mía! (Bis)
SEÑORAS 2 y 3: ¡Sería mía, sólo mía!
TRES LAMEN: Pero nadie va, nadie quiere ir...
DAMAS 1 y 2: Realmente debo irme.
DAMA 3: Realmente debo irme. (Bis)
TRES SEÑORAS: Lo haré (bis).
Adiós, oh tan amable juventud,
¡Oh hermoso joven tan amable!
¡Tengo que verte!
¡Tengo que verte! (Bis)
¡Adiós, oh tan amable juventud!,
¡Oh hermoso joven tan amable!
Te volveré a ver, (3 veces)
¡para revisar!
SEÑORAS 1 y 2: ¡Te volveré a ver, te volveré a ver!
TRES LAMEN: ¡Te veré de nuevo! (6 veces)"
(Los tres atraviesan el portal del templo, que se abre y se cierra solo. Tamino vuelve en sí y mira asustado a su alrededor, levantando un poco el cuerpo.)
(parte hablada)
(Tamino vuelve en sí y mira a su alrededor con miedo.)
TAMINO: – ¿Dónde estoy? ¿Estoy soñando? ¿O algún poder superior me salvó? (se levanta y mira a su alrededor) ¿Pero cómo? ¿Está muerta la serpiente malvada a mis pies? (Se escucha a lo lejos una flauta de pan, que la orquesta acompaña suavemente) Habla Pamino sobre el estribillo) ¿Qué estoy escuchando? ¿Donde estoy? ¿Qué lugar será este? Ah… (Una figura masculina se acerca al valle. Pamino se esconde detrás de un árbol.)
ESCENA 2
Tamino y Papageno. Durante la introducción de la orquesta, Papageno baja por un camino. Lleva una jaula grande con una variedad de pájaros en la espalda. Su ropa está forrada con plumas de arriba a abajo, y sostiene una flauta de pan con ambas manos.
(Parte cantada – Andante)
PAPÁGENO:
“¡Feliz vivo cazando los pájaros, tra-la-la!
Y donde quiera que vaya, porque todos saben quién soy.
Conozco mil maneras de llamar a los pájaros con la flauta... (toca la flauta)
Por eso puedo ser feliz, porque siempre tuve lo que quise. (obras de teatro)
¡Feliz vivo cazando los pájaros, tra-la-la!
Y donde quiera que vaya, porque todos saben quién soy.
En la nueva hamaca que haré, arrestaré a todas las jóvenes… (toca la flauta)
Tan feliz que estaré así, con todos ellos para mí. (obras de teatro)
Las mujeres jóvenes de todo el lugar, si son mías, cambiaré
por muchos dulces que daré a uno solo, que amaré.
Entonces mil besos de amor seguro me dará... (toca la flauta de pan)
Mis brazos acariciarán a la joven con la que me casaré.” (obras de teatro)
(Después del aria, Papageno entra al templo, pero Tamino lo toma de la mano).
(parte hablada)
TAMINO: - ¡Eh, tú ahí!
PAPAGENO: – ¿Alguien me llama?
TAMINO: Sí, ¿quién eres tú, hombre feliz?
PAPAGENO: (para sí): – ¿Quién soy yo? (a Tamino): – ¡Qué pregunta más tonta! (en voz alta): – ¡Un ser humano como tú! ¿Y si te pregunto quién eres?
TAMINO: - Te respondería que tengo sangre noble.
PAPAGENO: – Esto es muy complicado para mí. Para que te entienda, tienes que explicarte mejor.
TAMINO: Mi padre es un noble, señor de muchas tierras y de muchos hombres. Por eso me llaman príncipe.
PAPAGENO: – ¿Tierras?… ¿Hombres?… ¿Príncipe?… ¿Entonces más allá de estas montañas también hay tierras y hombres?
TAMINO: - ¡Por miles!
PAPAGENO: Eso me facilita el comercio con mis pájaros.
TAMINO: – Ahora, respóndeme: ¿en qué región estamos?
PAPAGENO (mirando alrededor): – ¿En qué región? Entre colinas y valles.
TAMINO: ¿Pero cómo se llama aquí esta región, y quién tiene dominio sobre ella?
PAPAGENO: ¡No puedo responder a eso, porque ni siquiera sé cómo vine al mundo!
TAMINO: – ¿Cómo? (riendo) ¿No sabes dónde naciste o quiénes fueron tus padres?
PAPAGENO: Nada, nada. Lo único que sé es que fui criado y nutrido por un hombre muy viejo pero muy feliz.
TAMINO: Probablemente fue tu padre.
PAPAGENO: Eso no lo sé.
TAMINO: ¿No conocías a tu madre?
PAPAGENO: – Yo no la conocía, pero me dijeron varias veces que servía a la Reina de la estrella flamígera, allí en aquella casa cerrada. Si aún vive o qué fue de ella, no lo sé. Todo lo que sé es que no lejos de aquí está mi choza, que me protege de la lluvia y el frío.
TAMINO: ¿Pero de qué vives?
PAPAGENO – Bueno, comida y bebida, como todo el mundo.
TAMINO: ¿Y cómo consigues la comida?
PAPAGENO: — Por medio de un trato. atrapo las más variadas aves para la Reina de la Estrella Flamígera y sus damas; a cambio, recibo comida y bebida todos los días.
TAMINO (para sí): – ¿Reina de la estrella flamígera? ¿Y si este fuera el poderoso gobernante de la noche? (en voz alta): – Mi buen amigo, respóndeme. ¿Alguna vez has tenido la suerte de ver a esta diosa de la noche?
PAPÁGENO: – ¿Ves? ¿Ves a la Reina de la Estrella Llameante? ¿Qué mortal con ojos humanos sería capaz de ver a través del tejido de hilos negros que forman su velo?
TAMINO (para sí): – Ahora está claro. Esta es la Reina de la Noche de la que mi padre me habló tantas veces. Pero no puedo entender cómo llegué aquí. Sin duda este hombre tampoco es un ser ordinario; tal vez sea un espíritu al servicio de la Reina.
PAPAGENO (a sí mismo): – Me mira tan fijamente… De hecho, me está asustando. (a Tamino): – ¿Por qué me miras con esa cara de desconfianza?
TAMINO: – Porque… no sé si realmente eres un ser humano. Por esas plumas que te cubren...
PAPAGENO: ¡No digas que me tomaste por un pájaro! ¡Atrás, vamos! ¡Y cuidado! ¡Tengo la fuerza de un gigante cuando agarro a alguien! (a sí mismo): – ¡Si no me tiene miedo, me escapo!
TAMINO: – ¿Fuerza gigante? (mira a la serpiente) ¿Así que fuiste mi salvador? ¿Fuiste tú quien luchó contra esta serpiente venenosa?
PAPAGENO: – ¿Serpiente? (mira a su alrededor y, tembloroso, retrocede unos pasos) ¿Está viva o muerta?
TAMINO: Por todo el mundo, amigo, ¿cómo luchaste contra ese monstruo? ¡Estás desarmado!
PAPAGENO: – ¡No necesito eso! ¡Un buen apretón de mi mano vale más que un arma!
TAMINO: ¿Quiere decir que la estranguló?
PAPAGENO: – ¡Me estrangulé! (a sí mismo): – Nunca en mi vida he sido tan fuerte como lo soy hoy…
ESCENA 3
Tamino, Papageno y las tres Damas.
LOS TRES LAMEN (llamándolo, uno tras otro):
– ¡Papágeno! – ¡Papágeno! – ¡Papágeno!
PAPÁGENO: ¡Ese soy yo! ¡Mira detrás de ti, amigo mío!
TAMINO: ¿Quiénes son estas señoras?
PAPÁGENO: – No sé. Lo único que sé es que todos los días compran mis pájaros y a cambio me traen vino, pan e higos dulces.
TAMINO: – Deben ser muy bonitos.
PAPAGENO (caçoista): – Si fueran, no se cubrirían la cara con un velo.
LOS TRES (amenazantes, uno tras otro): – ¡Papágeno!
– ¡Papágeno! – ¡Papágeno!
PAPAGENO (a Tamino, en voz baja): – ¡Cállate! Ya me están amenazando. (más fuerte): – ¡Me preguntas si son hermosas, y solo puedo responder que nunca he visto damas tan hermosas! (a Tamino, más bajo): – Pronto volverán a estar en buenos términos conmigo.
A LAS TRES (como antes): – ¡Papágeno! – ¡Papágeno! – ¡Papágeno!
PAPAGENO (a sí mismo): ¿Qué he hecho hoy para que se molesten tanto conmigo? (a las Damas): – ¡Aquí, mis bellezas, les traje mis pájaros!
DAMA 1 (le pasa una botella de agua): – Y, a cambio, nuestra Reina te envía hoy, por primera vez, agua cristalina, en lugar de vino.
DAMA 2 (le pasa una piedra): – Y ella me mandó traerte esta piedra en lugar de pan dulce.
PAPAGENO (lloriqueando): — ¡Qué! ¿Tendré que comer roca?
DAMA 3: Y, en vez de dulces higos, tengo el honor de cerrarte la boca con este candado de oro. (se pone el candado en la boca)
(Papageno expresa su dolor con muecas.)
DAMA 1: ¿Quieres saber por qué la Reina te castiga hoy tan prodigiosamente?
(Papageno asiente.)
SEÑORA 2: – Es para que, en el futuro, no prediques más mentiras a los extraños.
SEÑORA 3: Y para que nunca os jactéis de las hazañas de otros.
SEÑORA 1: – ¡Contesta! ¿Fuiste tú quien peleó con esta serpiente?
(Papageno niega con la cabeza)
SEÑORA 2: Entonces, ¿quién era?
(Papageno se encoge de hombros y hace gestos como si no supiera.)
DAMA 3 (a Tamino): – Oh joven, fuimos nosotras quienes te salvamos. Nuestra gran Reina os envía este cuadro, que es el retrato de su hija. Dijo que si esta imagen te cautiva, la felicidad, el honor y la gloria serán tu destino. ¡Hasta pronto! (sale de)
SEÑORAS 1 Y 2 (salen riendo): – ¡Adiós, señor Papageno!
(Papageno continúa con su mimo temeroso. Tamino mira el retrato y se enamora hasta el punto de que no le presta atención a Papageno.
ESCENA 4
Tamino y Papageno
(Parte cantada – Aria – Larguetto)
TALLA:
“¡Semblante puro, encantador!
¡Nunca había visto tal esplendor!
Siento, siento mi pecho
vibra… no sé que será (bis)
Lo que hace un sentimiento tan dulce
arde como fuego en mi pecho?
Tal sentimiento no será (bis)
¿amar? ¡Solo, sí, amor!
¡Oh, ojalá pudiera encontrarla!
¡Ahora, a tu lado, contémplala!
Al verla… quiero… ni siquiera sé… ¿Qué es lo que quiero?
Con tanto fervor mi pecho se siente
que quiere abrazarla con ternura.
Tu amor será eterno (tres veces),
tu eterno amor (bis).”
(Tamino camina con la intención de irse.)
ESCENA 5
Tamino, Papageno y las tres Damas.
(parte hablada)
DAMA 1: – ¡Ánimo y firmeza, muchacho guapo!
DAMA 2: – La Reina me encargó que le dijera que Pamina…
TAMINO: – ¿Pamina?
DAMA 3: Sí, así se llama la hija de la Reina, la princesa que tanto adoras.
DAMA 1: – Dijo que si eres tan valiente como cariñoso, seguro que Pamina se salvará.
TAMINO: – ¿Salva? Pero, ¿qué estoy escuchando? Entonces tu hija...
DAMA 2: – … fue arrebatada de los brazos de su madre por un poderoso y maligno demonio!
TAMINO: ¡Oh dioses! ¿Y cómo se llama?
SEÑORA 1, 2 y 3 (enfatizando la palabra bien): – ¡Sarrrrastro!
TAMINO: - ¡Ay Pamina! ¡Tú, robado de mí! ¿Tú, bajo el poder de un terrible malhechor? Dime, oh señoras, dime, ¿dónde vive este tirano?
SEÑORA 3: - En un valle muy cerca de nuestras montañas. Tu castillo es magnífico y está cuidadosamente guardado.
TAMINO: ¡Pues adelante, jóvenes! ¡Guíame! ¡Que Pamina se salve!
(Se escucha inmediatamente un fuerte acorde musical.)
TAMINO: Oh, dioses, ¿qué es esto?
TRES LAMEN: – ¡Calma!
DAMA 1: Esto anuncia la llegada de nuestra Reina.
(Se oye un trueno, que se puede hacer con un tambor.)
TRES LAMEN (uno a la vez): – ¡Vamos! (trueno) - ¡Vamos! (trueno) - ¡Vamos! (otro trueno)
ESCENA 6
Las tres damas, Tamino, Papageno y la Reina.
Las montañas se dividen y aparece la Reina, que se eleva desde un trono todo adornado con estrellas transparentes.
(Parte cantada – Aria – Allegro Maestoso)
REINA DE LA NOCHE:
“¡No tendrás miedo!
Eres inocente, sabio, bueno.
Así consolarás mi pena,
que ves en estos ojos llorosos míos.
(Largueto)
Tan grande es mi tormento,
mi hija se fue.
No tengo más contentamiento (bis).
Un malhechor, él fue quien se la llevó.
Sin embargo, vi su rostro pálido de miedo;
tan tímido, afligido, temblando de miedo.
Y veo su sufrimiento: '¡Corrí! Ayudé'
solo fue lo que lloro
Pero mi poder no fue suficiente para ti,
y en vano rogó,
y fue en vano, en vano rogó.
Sí, eres tú quien debe salvarla.
Sí, sí, serás su salvador.
¡Y si vuelves victorioso, mi hija te dará (bis)!”
(La Reina se va con las tres Damas. Con un trueno, la escena vuelve a ser como antes.)
ESCENA 7
Tamino y Papageno.
(Parte hablada.)
TAMINO (después de una pausa): – ¿Es realmente cierto lo que vi? ¡Oh bondadosos dioses, no me engañéis! ¡Fortalece mi brazo y mi coraje, y el corazón de Tamino latirá por ti en eterna gratitud!
(Tamino se va, pero Papageno se interpone en su camino.)
(Parte cantada – Quinteto – Allegro)
PAPAGENO (señalando con tristeza el candado en su boca):
“¡Hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm!
TAMINO: Este pobre castigado ya no puede ni hablar.
PAPAGENO: Hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm!
TAMINO: Mi poder no vale nada, solo puedo arrepentirme.
PAPAGENO: ¡Hm hm hm hm!
TAMINO: Mi poder…
PAPAGENO: ¡Hm hm hm hm!
TAMINO: ...es inútil,
PAPAGENO: ¡Hm hm hm hm!
TAMINO: Solo puedo arrepentirme,
(Tamino y Papageno cantan juntos):
PAPAGENO: Hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm,
hm hm hm hm, hm hm hm hm, hm hm hm hm!
TAMINO: Solo puedo arrepentirme. (Bis)"
ESCENA 8
Papageno, Tamino y las tres damas
(parte cantada)
SEÑORA 1 (a Papageno):
“En nombre de la Reina, vine aquí para perdonarte.
(se quita el candado de la boca)
PAPAGENO: ¡Ya parloteando Papageno! (giro)
SEÑORA 2: Mientras no mientas más.
PAPAGENO: ¡Nunca mentiré, nunca más!
TRES LAMEN: ¡Te acordarás del candado!
(entonces canten juntos):
PAPAGENO: ¡Nunca lo olvidaré, nunca lo olvidaré!
TRES LAMEN: No olvidarás el candado.
TRES DAMAS, TAMINO y PAPAGENO:
Quien quiere amor y compasión,
en vez de dolor y traición,
también tendrás que impedir que TRES DAMAS y TAMINO: el mentiroso mienta. PAPAGENO: mentir (bis)
REINA 1 (dándole a Tamino una flauta dorada):
¡Aquí hay un buen regalo!
Es de la Reina para ti.
Porque esta flauta te ayuda
en la mala suerte de la fortuna.
TRES SEÑORAS: Solo tócalo por un momento,
y cambiaras tus sentimientos:
los tristes felices serán;
el que no amó, amará.
TRES DAMAS, TAMINO y PAPAGENO:
Oh, una flauta tan buena valdrá más que el oro.
al sonar,
hará feliz a quien lo escuche (bis),
hará feliz, hará feliz a quien la escuche.
PAPAGENO: Y ahora, hermosas damas, ¿puedo despedirme?
TRES SEÑORAS:
Pronto, pronto te irás,
pero el joven seguirá
al castillo de Sarastro;
no te desvíes de este camino.
PAPAGENO: ¡Gracias, pero no lo haré!
he oído de ti
que Sarastro es fiero;
sanguinario podría
me desplumó y asó (bis)
y los perros me tiran!
TRES LAMEN: Pero tú seguirás al joven
y tu protección tendrás.
PAPAGENO: ¡Pero aprecio mi vida! Solo él debe irse.
Y al final, os digo, huirá.
REINA 1 (dándole un juego de cascabeles):
Aquí está esta joya para ti.
PAPAGENO: No sé… ¿Qué pasará aquí?
TRES LAMEN: Hay sonidos de campanitas.
PAPAGENO: ¿Y puedo tocarlos también?
TRES SEÑORAS: ¡Tú también puedes jugar!
TRES DAMAS, TAMINO y PAPAGENO:
Con las campanas, con la flauta,
protección que a ti (nosotros) nunca nos falta.
¡Lo haremos! ¡Vamos!
¡En servicio! ¡Hasta mas ver! (Bis)
(las Damas se van, pero son interrumpidas)
TAMINO: ¿Pero qué castillo será?
PAPAGENO: ¿Cómo encontrarlo?
TAMINO y PAPAGENO:
Debes decir qué hacer. (Bis)
(Andante)
TRES DAMAS: Tres jóvenes, bellas, puras, sabias,
guiará tus pasos.
lo que digan lo escucharas
y sus consejos seguirás.
TAMINO y PAPAGENO:
Tres hermosos, puros y sabios jóvenes,
guiará nuestros pasos.
TRES SEÑORAS: Lo que digan lo oiréis.
y sus consejos seguirás.
TAMINO y PAPAGENO:
Así lo hará el que quiera ganar.
¡Vamos, entonces! ¡Hasta mas ver!
LOS CINCO: Así será el que quiera ganar.
Entonces vamos. ¡Hasta mas ver!
LOS TRES: ¡Hasta luego! AMBOS: ¡Hasta luego! (Bis)"
(Damas por un lado, Tamino y Papageno por el otro.)
Cena 9
Suntuoso aposento egípcio. Almofadas e tapetes.
Dois escravos. Entra o terceiro, rindo.
(parte hablada)
ESCRAVO 1: – Ha, ha, ha!
ESCRAVO 2: – Psiu… psiu… Para que tanta risada?
ESCRAVO 3: – Nosso verdugo que tudo escuta, o Monostatos, com certeza será enforcado, pois Pamina… (ri)
ESCRAVO 1: – Fala!
ESCRAVO 3: – Aquela moça encantadora… (ri)
ESCRAVO 2: – Fala!
ESCRAVO 3: – Fugiu!
ESCRAVO 1: – Fugiu?! Ela conseguiu?
ESCRAVO 2: – Conseguiu!
ESCRAVO 3: – Ah, os generosos deuses atenderam ao nosso pedido.
ESCRAVO 1: – Eu não vos dizia sempre que ia chegar o dia de Monostatos ser castigado?
ESCRAVO 2: – E ele, já está sabendo?
ESCRAVO 3: – Naturalmente! Ela fugiu diante de seus próprios olhos.
Cena 10
Os três escravos. Voz de Monostatos.
(parte hablada)
MONOSTATOS (de fora): – Eh, escravos!
ESCRAVO 1: – É a voz de Monostatos!
MONOSTATOS (de fora): – Trazei-me correntes!
ESCRAVO 2: – Correntes?
ESCRAVO 3 (olhando para fora): – Serão para Pamina? Ó deuses! Olhai, irmãos! Pamina foi apanhada!
ESCRAVO 1: – Aquele demônio sem coração arrasta-a por suas delicadas mãos! Não suporto ver isso! (sai pelo outro lado)
ESCRAVOS 2 e 3: – Nem eu! – Nem eu! (saem)
Cena 11
Monostatos. Pamina é trazida para dentro por escravos.
(Parte cantada. Terceto. Allegro molto)
MONOSTATOS: “Pombinha linda, vem aqui!
PAMINA: Oh, que tormento sobre mim!
MONOSTATOS: Talvez tu sejas morta!
PAMINA: Morrer não mais importa!
Porém a minha mãe irá
morrer de dor. (bis)
MONOSTATOS (aos escravos):
Podeis acorrentá-la! (eles obedecem)
Meu ódio vai matá-la!
PAMINA: Se nada te comove,
então será melhor morrer.
(Pamina desmaia num sofá.)
MONOSTATOS (aos escravos):
Saí! Saí! Eu ficarei aqui.” (eles saem)
Cena 12
Monostatos, Pamina, Papageno.
(Parte cantada.)
PAPAGENO (espiando para dentro sem ser visto):
“Aqui estou… Em que lugar?
Alguém está lá dentro…
Coragem! Vou entrar. (entra)
Tão bela nunca vi…
Tão pálida, tão jovem…
(Papageno entra. Ele e Monostatos se assustam um com o outro)
PAPAGENO e MONOSTATOS (apontando um para o outro):
Oooh! É o diabo! Que horror!
PAPAGENO: Piedade! MONOSTATOS: Piedade!
PAPAGENO: Tem dó de mim! MONOSTATOS: Tem dó de mim!
PAPAGENO: Uh! MONOSTATOS: Uh! (bis)
PAPAGENO e MONOSTATOS: Uh! Uh!” (correm um para cada lado)
Cena 13
Pamina (sozinha).
(Parte hablada.)
PAMINA (fala como que sonhando): – Mãe… Mãe… Mãe… (volta a si e olha ao redor): Como? Meu coração ainda está batendo? Ainda não está aniquilado? Acordou para novos sofrimentos? Oh, isto é duro, muito duro! Mais amargo que a morte!
Cena 14
Papageno. Pamina.
(parte hablada)
PAPAGENO (voltando, rindo): – Não sou um bobo que se deixa assustar, só porque um homem usa um turbante na cabeça e dois nas pernas. (vê Pamina) É ela! É o original daquele lindo retrato. Ó filha da Rainha da Noite!
PAMINA: – Rainha da Noite? Quem és tu?
PAPAGENO (todo importante): – Um emissário da Rainha da estrela chamejante!
PAMINA (cheia de alegria): – De minha mãe? Oh, que bom! Como te chamas?
PAPAGENO: – Papageno.
PAMINA: – Pa-pa-geno… Lembro-me de ter ouvido esse nome muitas vezes, mas nunca te vi em pessoa.
PAPAGENO: – Nem eu a ti.
PAMINA: – Conheces então minha boa e carinhosa mãe?
PAPAGENO: – Se és a filha da Rainha da Noite, sim, mas vou verificar (pega o retrato que Pamino lhe entregara). Olhos pretos? Sim, pretos. Lábios vermelhos? Sim, vermelhos. Cabelos louros? Sim, louros. Tudo corresponde, menos os pés e as mãos. De acordo com o retrato, não deverias ter pés nem mãos, pois aqui não estão representados.
PAMINA: – Dá licença? (olha o retrato) Sou eu, sim! Como este retrato veio parar em tuas mãos?
PAPAGENO: – Bem, hoje de manhã, como de costume, cheguei ao palácio de tua mãe com minha entrega…
PAMINA: – Entrega?
PAPAGENO: – Sim, Já há muitos anos que entrego belos pássaros no palácio, para tua mãe e suas damas. Justamente quando eu ia fazer a entrega vi, diante de mim, um homem que dizia ser um príncipe. E ele cativou tua mãe de tal maneira, que ela deu a ele o teu retrato e lhe ordenou que te libertasse. A decisão dele foi tão rrrápida quanto seu amor por ti.
PAMINA: – Amor? (alegremente) Ele me ama, então? Oh, diz isso de novo, gosto demais de ouvir a palavra amor.
PAPAGENO: – Pois foi esse grande amor por ti que fez com que viéssemos correndo para te levar depressa ao palácio de tua mãe.
PAMINA: – Mas, caro amigo, se o príncipe sente amor por mim, por que demora tanto para me libertar destas correntes?
PAPAGENO: – Aí é que está. As damas da rainha disseram que três Gênios encantadores nos mostrariam o caminho, mas não vimos ninguém. Então, para maior segurança, o príncipe me mandou na frente para te anunciar nossa chegada.
PAMINA: – Tu te arriscaste muito. Se Sarastro te visse aqui…
PAPAGENO: – Iria poupar-me a volta, bem posso imaginar. Então, para evitar que eu seja morto, vamos partir! Não temos um minuto a perder (Ele começa a lhe tirar as correntes). Hás de arregalar os olhos quando vires o belo príncipe.
PAMINA (vão sair, mas Pamina hesita): – E se isto for uma cilada? E se este for um espírito mau do séquito de Sarastro?
PAPAGENO: – Eu, um espírito mau? Eu sou o melhor espírito do mundo!
PAMINA: – Ah, perdoa se te magoei! Tens um coração de ouro!
PAPAGENO: – Isso é evidente, mas de que me adianta? Às vezes quero arrancar todas as minhas penas quando penso que Papageno ainda não tem uma Papagena…
PAMINA: – Ah… Mas, tem paciência. Os céus hão de te mandar uma companheira logo, logo.
PAPAGENO: – Tomara!
(Parte cantada. Dueto. Andantino.)
PAMINA: “Quem sabe tão bem o que é amar
um bom coração também terá.”
PAPAGENO: “Mas quem estou a procurar
também devia me buscar.”
PAMINA e PAPAGENO:
“Eu quero só alguém amar,
só ao amor me dedicar (bis).”
PAMINA: “Quem tem amor por sentimento
adoçará qualquer tormento.”
PAPAGENO: “O amor eleva a natureza
e lhe dá sabor e beleza.”
PAMINA e PAPAGENO:
“Seu alto fim se vê assim:
tornar melhor quem tem amor (bis).
Quem alguém souber amar (bis)
grande bem alcançará.
Quem alguém souber amar
grande bem alcançará.” (Os dois saem)
PAMINA: alcançará (bis). PAPAGENO: Sim, alcançará (bis) (juntos)
Cena 15
Um bosque. Ao fundo há um templo com a inscrição: “Templo da Sabedoria”. Esse templo leva a dois outros, passando por colunas. No da direita está escrito “Templo da Razão”; no da esquerda está escrito “Templo da Natureza”. Três Gênios entram conduzindo Tamino; cada um tem na mão um ramo prateado de palmeira. Tamino, três Gênios, Sacerdotes e o Pregador.
(Parte cantada – Quarteto – Larguetto)
TRÊS GÊNIOS: “Na verdadeira via, por ela seguirás valente.
porém também terás de ser
bem quieto, firme, paciente.”
TAMINO: “Oh, revelai se vou chegar
minha Pamina a salvar!”
TRÊS GÊNIOS: “A nós não cabe revelar.
Bem quieto, firme, paciente procura ser.
Sê bem viril, e vencerás, serás um homem (bis)!
(os três Gênios saem)
TAMINO: Este conselho tão perfeito
está gravado em meu peito. (olhando em volta):
Este lugar será então
onde os deuses viverão?
Portais e colunas, dali é que partem
prudência, trabalho e todas as artes.
É lá que vence quem souber agir bem.
Preguiça e vícios lugar lá não têm.
Coragem! Eu hei de passar o portal!
É bom meu intuito, é puro, leal.
Ó malfeitor, tremei enfim!
Livrar Pamina, livrar Pamina é meu fim!”
(Ele vai ao portal do lado direito, mas dele sai um sacerdote, ou ouve-se sua voz.)
SACERDOTE 1: “Voltai!
TAMINO: Voltar? Voltar? Ali irei tentar.
(Ele vai ao portal do lado esquerdo e acontece a mesma coisa)
SACERDOTE 2: Voltai!
TAMINO: Também daqui voltar? (olha ao redor)
Ainda há um portal. Talvez eu possa lá passar.
(Ele bate. Aparece o Pregador – personagem que no original de Mozart e Schukaneder era denominado “Velho Sacerdote”)
PREGADOR: De longe vens? Que queres tu
no templo santo procurar?
TAMINO: Amor, virtude conquistar.
PREGADOR: São elevados os teus fins.
Porém, como vais alcançá-los,
se não te move o amor,
mortal vingança, eis o teu intento!
TAMINO: Vingar-me de um malfeitor!
PREGADOR: Não há nenhum em nosso templo.
TAMINO: Aqui Sarastro tem seu reino?
PREGADOR: Oh, sim, Sarastro é o rei!
TAMINO: Mas não no templo do Saber?
PREGADOR: Oh, sim, no templo do Saber.
TAMINO: Então é falso o que eu vi. (vai sair)
PREGADOR: Então já vais partir?
TAMINO: Sim, vou partir, e jamais hei de voltar aqui!
PREGADOR: É um engano teu. Explica-te melhor.
TAMINO: Sarastro é teu rei. Mais nada te direi.
PREGADOR: Se à vida tens amor, decerto falarás.
Odeias nosso rei?
TAMINO: Vou sempre odiar!
PREGADOR: É bom dizeres a razão.
TAMINO: É um tirano, é cruel!
PREGADOR: É isto já te foi provado?
TAMINO: Oh, sim, por uma desgraçada
a quem Sarastro fez sofrer.
PREGADOR: Tal dama te enfeitiçou?
Mulher bem sabe maldizer.
Sua palavra te bastou?
Ah, só Sarastro poderá
dizer as suas intenções.
TAMINO: São muito claras as razões:
de sua mãe, e sem piedade,
Pamina foi arrebatada!
PREGADOR: Oh, sim, foi isto que se deu.
TAMINO: E ela onde estará?
Quem sabe foi sacrificada?
PREGADOR: Não poderei te responder.
Ainda nada vou dizer.
TAMINO: Nada revelas para mim?
PREGADOR: É meu dever calar assim.
TAMINO: Como livrar-me destas trevas?
PREGADOR: Buscando lá no templo, com amor
eterna união (Ele sai.)
TAMINO: Quando virá a luz do dia
banir a noite dos meus olhos?
CORO (vozes de dentro):
Já, já, jovem, ou jamais!”
TAMINO: Já, já, já ou senão jamais?
Ó invisíveis, revelai! Vive Pamina?
CORO: Pamina, Pamina vive, sim!
TAMINO (feliz): Oh, sim? Oh, sim?
Mil graças eu vos dou! (pega a flauta):
Ah, se tivesse eu talento,
Senhor meu Deus, ressoaria
(põe a mão no coração),
no ritmo do meu coração,
um hino que me vem em Teu louvor!”
(Ele toca, e aparecem variados animais para ouvi-lo, que fogem quando ele para de tocar. Pássaros acompanham com gorjeios.)
(Parte cantada – Ária – Andante)
TAMINO: “Que poder e encanto tem teu som, ó boa flauta!
Boa flauta, se quiseras, até atrairias as feras (toca).
Que poder e encanto tem teu som! (toca)
Ó boa flauta, se quiseras, boa flauta, se quiseras,
até atrairias as… Mas só Pamina, só Pamina não vem,
só Pamina não vem (toca)! Pamina! (toca)
Pamina, ouve, ouve-me! Não vem, não vem! (toca)
Ah… (toca) Ah… Ah… aonde procurá-la? (toca)
(Papageno responde de dentro com sua flauta de Pã)
TAMINO: “Oh, de lá Papageno vem!
(toca e Papageno responde; toca novamente e Papageno responde de novo)
Quem sabe já a encontrou…
Talvez estejam a chegar.
Talvez… Quem sabe
seu som me guiará, (bis)
quem sabe seu som,
seu som me guiará.” (Ele sai depressa.)
Cena 16
Papageno; Pamina (sem correntes).
(Parte cantada – dueto – Andante)
PAMINA e PAPAGENO: “Valentia, rapidez,
nos protegem desta vez.
Se Tamino aparece,
ah, então, então será a salvação. (bis)
PAMINA: Bravo jovem!
PAPAGENO: Calma, calma, eu já sei o que faremos!
(toca sua flauta de Pã e Tamino responde com a sua flauta.)
PAMINA e PAPAGENO: Oh, que bom, que alegria!
Pois Tamino percebeu!
Sua flauta respondeu!
Oh, que sorte será essa?
Vamos indo bem depressa, bem depressa.
Oh, que sorte será essa?
Já nos vamos ver (bis)
bem depressa! (cinco vezes)” (iam saindo…)
Cena 17
Papageno, Pamina, Monostatos, vozes de coro (escravos).
MONOSTATOS (seguindo o Andante):
Bem depressa! (três vezes)
Ha, eu já vos apanhei!
Sendo bem acorrentados
ficareis bem comportados!
Monostatos enganando?
As correntes vêm chegando!
Meus escravos, vinde cá!
PAMINA e PAPAGENO: Ah, não temos salvação!
MONOSTATOS: Meus escravos, vinde cá!
(Os escravos vêm com as correntes.)
PAPAGENO: Quem ousar arriscar
sem temer irá vencer!
Meus sininhos vou tocar.
Tão alegres tilintando,
os ouvintes vão cantando.”
(Papageno faz soar seu conjunto de sininhos. Imediatamente, Monostatos e os escravos começam a dançar e a cantar.)
(Parte cantada – Allegro)
MONOSTATOS e ESCRAVOS:
“Sininhos soando, que lindo, que bom!
Tra-la-lá, la-la-la-la-lá, tra-la-la-la-lá!
Eu nunca na vida ouvi som igual! Tra-la-lá,
la-la-la-la-lá, tra-la-la-la-lá!” (bis)
(Vão saindo, dançando)
PAMINA e PAPAGENO: “Quem soubesse encontrar
sinos tão amigos
se iria libertar
de seus inimigos!
Oh, que bom seria!
Quanta harmonia!
PAMINA e PAPAGENO: Quanta harmonia, harmonia!
Quanta harmonia!
Harmonia acharás
só na amizade;
ela, sim, nos dará paz
e felicidade.”
(Allegro Maestoso)
(Ouve-se um som de tímpanos e trompetes.)
CORO (de dentro): “Louvor a Sarastro! Sarastro, salve!
PAPAGENO: Que vozes percebo? Já tremo de medo!
PAMINA: A nossa sorte terminou.
Sarastro vem chegando!
PAPAGENO: Oh, quem me dera ser
apenas um ratinho.
Ficava bem quietinho…
Quem é que ia ver?
E nós… agora que diremos?
PAMINA: Dizer a verdade
é o que devemos.”
Cena 18
Cortejo dos Sacerdotes de Sarastro; este surge por último, num carro de triunfo.
Papageno e Pamina; Sarastro e Sacerdotes.
(parte cantada)
CORO dos sacerdotes (canta enquanto Sarastro sai do carro):
“Louvor a Sarastro! Louvor a Sarastro!
A ele submissos, felizes seremos!
Que possa tal sábio ser sempre feliz! (bis)
A ele honramos com todo fervor, (bis)
com todo fervor!” (bis)
(Largueto)
PAMINA (ajoelha-se diante de Sarastro):
“Eu sou culpada de querer
tentar fugir de teu poder.
O mouro quis me seduzir.
Eis a razão de minha culpa,
pois só então tentei fugir.
SARASTRO (levantando-a):
Oh, vem! Alegra-te, querida!
Eu sei, sem mesmo me dizeres,
que sentes em teu coração
por outro forte afeição, forte afeição.
Não vou forçar teu sentimento.
Não poderás porém partir.
Não vou forçar teu sentimento.
Não, não poderás porém partir.
PAMINA: Por minha mãe, devo partir.
Talvez ela esteja…
SARASTRO: … sob o meu poder.
E tu serias infeliz
se eu com ela te deixasse.
PAMINA: Para mim, seu nome é tão doce!
E ela, e ela…
SARASTRO: …orgulhosa é!
Um homem deve ser teu guia.
Sem esse guia, a mulher
não cumpriria seu destino.”
Cena 19
Os mesmos. Tamino e Monostatos.
(Parte cantada – Allegro)
MONOSTATOS (empurrando Tamino para dentro):
“Adiante, jovem invasor!
Aqui Sarastro é senhor!
PAMINA: É ele!
TAMINO: É ela!
PAMINA: Nem posso crer!
TAMINO: É ela!
PAMINA: É ele!
TAMINO: Bem posso ver!
PAMINA: O meu amor abraçarei…
TAMINO: O meu amor abraçarei!
PAMINA e TAMINO: Depois morrer já poderei!
(Os dois se abraçam.)
CORO: Que será isto?
MONOSTATOS: Ah! Isto é demais!
Que insolência! Largai-vos já!
(Ele separa os dois e se ajoelha diante de Sarastro):
Sou teu escravo dedicado.
Que sejam estes castigados!
Que insolência do rapaz,
que esta ave tão sagaz
mandou aqui espionar (indica Papageno)
e tentar Pamina te roubar.
Bem sabes que sei vigiar.
SARASTRO: A recompensa já terás.
Honrado homem, ganharás…
MONOSTATOS: Só tua bênção bastará!
SARASTRO: …setenta e sete pauladas já!
MONOSTATOS (de joelhos):
Ai, não!
Eu não pedi para sofrer!
SARASTRO: Cumpri apenas meu dever!
(Monostatos é conduzido para fora.)
CORO: Somente Sarastro possui a ciência
de dar o castigo ou a recompensa.
SARASTRO (aos sacerdotes, indicando Tamino e Papageno):
Ao templo vós os levareis,
e pelas provas passarão.
Suas cabeças cobrireis,
purificados lá serão.”
(Dois sacerdotes cobrem as cabeças de Tamino e Papageno com uma espécie de sacos ou véus.)
(Parte cantada – Coro – Presto)
CORO:
“Virtude e justiça
a grande senda cobrirão (bis)
de glória! (bis)
Aqui será o próprio céu, (bis)
serão divinos os mortais. (bis)
Aqui será o próprio céu, serão divinos os mortais, (bis)
divinos os mortais, (bis)
serão divinos os mortais,
sim, os mortais!”
SEGUNDO ACTO
Escena 1
A cena se passa num bosque de palmeiras. Seus troncos parecem de prata, as folhas, de ouro. No chão, sobre dezoito folhas, estão dezoito pirâmides e trompas grandes e pretas com incrustações de ouro. No centro está a maior pirâmide. Sarastro e outros sacerdotes entram a passos solenes, cada um tendo na mão um ramo de palmeira. A marcha que acompanha o cortejo é tocada por instrumentos de sopro. Sarastro, o Pregador e os Sacerdotes.
(Marcha dos Sacerdotes. Andante. Só instrumentos.)
(Parte falada):
SARASTRO (após uma pausa): – Dirijo-me a vós, que no Templo da Sabedoria vos consagrastes como servidores dos grandes deuses Osíris e Ísis! Esta reunião de hoje é uma das mais importantes de nossos tempos. Tamino, filho de rei, anda de um lado para o outro diante do portal norte de nosso templo, e deseja arrancar de si o véu noturno e contemplar o santuário da maior luz. Proteger este homem virtuoso, oferecer-lhe a mão amigavelmente, seja hoje um de nossos deveres mais importantes.
SACERDOTE 1: – Ele é virtuoso?
SARASTRO: – Sim, é virtuoso!
SACERDOTE 2: – E também sabe guardar silêncio?
SARASTRO: – Sim, também sabe!
SACERDOTE 3: – É bondoso?
SARASTRO: – Sim, é bondoso! Se o considerais digno, segui meu exemplo.
(Eles sopram três vezes nas trompas. Ouvem-se esses três acordes.)
SARASTRO: – Sarastro vos agradece em nome da humanidade. Pamina foi destinada ao nobre jovem pelos deuses, e por essa razão eu a afastei da orgulhosa mãe. Esta mulher se julga grande e espera seduzir as pessoas por meio de ilusões e abalar a sólida estrutura de nosso templo. Contudo, não o conseguirá! O próprio Tamino, junto conosco, deverá consolidá-la.
(Os acordes com as trompas são repetidos por todos.)
PREGADOR: – Grande Sarastro, será que Tamino vai resistir às duras provas que o esperam? Eu temo pelo jovem. E se, acabrunhado pela dor, ele for derrotado na árdua luta? É um príncipe.
SARASTRO: – Mais que um príncipe: é um homem!
PREGADOR: – E se ele, apesar de toda a sua juventude, perder a vida?
SARASTRO: – Então será entregue a Osíris e Ísis e sentirá, antes de nós, o prazer de estar na companhia dos deuses. (Repetem-se os três acordes.) Que Tamino e seu companheiro de jornada sejam introduzidos no átrio do templo. (ao Pregador, que se ajoelha à sua frente): – E tu, Pregador, exerce teu ofício sagrado e ensina-os a reconhecer o poder dos deuses!
(O Pregador e o segundo Sacerdote se afastam. Todos os sacerdotes se reúnem com seus ramos de palmeira.)
(Parte cantada – Ária com Coro – Adagio)
SARASTRO: “Osíris, Ísis, vinde dar
sabedoria ao novo par!
Se algum perigo vem depois,
força e paciência dai aos dois! (bis)
CORO: Força e paciência dai aos dois!
SARASTRO: Possam colher então os frutos;
mas se a morte vem buscá-los,
sua coragem recompensai,
e que repousem junto a vós! (bis)
CORO: E que repousem junto a vós!”
(Sarastro sai na frente, seguido dos outros.)
escena 2
Pequeno átrio do templo, com ruínas de colunas desmoronadas, pirâmides e alguns espinheiros. Dos dois lados há portas praticáveis, de estilo egípcio antigo, que sugerem a existência de aposentos anexos. É noite. Soa um trovão ao longe.
O Pregador e o Sacerdote 2; Tamino e Papageno.
Tamino e Papageno são introduzidos pelo Pregador e pelo segundo Sacerdote, que os libertam dos sacos. Os sacerdotes saem.
(parte hablada)
TAMINO: – Que noite assustadora! Papageno, ainda estás aí?
PAPAGENO: – Claro que sim! Mas não me sinto nada bem nesta situação.
TAMINO: – Pelo visto, estás com medo.
PAPAGENO: – Não é que seja medo; é só um frio gelado que desce pelas minhas costas. (troveja mais forte) Ai de mim!
TAMINO: – Que será isto? (troveja ainda mais forte)
PAPAGENO: – Oh, oh, oh… É meu último instante de vida!
escena 3
Tamino, Papageno. O Pregador e o segundo Sacerdote, com archotes.
PREGADOR: – Que buscais, forasteiros? Que vos impele a transpor nossos muros?
TAMINO: – Amizade e Amor.
PREGADOR: – Estás disposto a lutar por isto arriscando a própria vida?
TAMINO: – Sim!
PREGADOR: – Príncipe, ainda está em tempo; um passo a mais e será tarde.
TAMINO: – Sábios ensinamentos sejam minha vitória; e Pamina, minha recompensa.
PREGADOR: – Tu te submetes a todas as provas?
TAMINO: – Sim, a todas!
PREGADOR: – Dá-me tua mão! (Eles se dão as mãos) Vamos!…
SACERDOTE 2 (a Papageno): – Tu também queres lutar por amor à sabedoria?
PAPAGENO: – Lutar não é comigo. No fundo, não aspiro a sabedoria alguma. Sou assim um ser na Natureza, que se contenta em dormir, comer e beber e, se possível, conquistar de vez em quando uma mulherzinha bonita.
SACERDOTE 2: – Não o conseguirás nunca, se não te sujeitares às provas.
PAPAGENO: – E em que consistem essas provas?
SACERDOTE 2: – Em te submeteres a todas as nossas leis, não temendo nem mesmo a morte.
PAPAGENO: – Eu fico solteiro.
SACERDOTE 2: – E se for para ganhar uma donzela virtuosa e linda?
PAPAGENO: – Fico solteiro.
SACERDOTE 2: – Mas… e se Sarastro te houver reservado uma donzela igual a ti em cor e vestimenta?
PAPAGENO: – Igual a mim? Ela é jovem?
SACERDOTE 2: – Jovem e bela!
PAPAGENO: – E como se chama?
SACERDOTE 2: – Papagena.
PAPAGENO: – Como? Papa…
SACERDOTE 2: – Papagena.
PAPAGENO: – Papagena? Essa eu gostaria de ver, só por curiosidade.
SACERDOTE 2: – Poderás vê-la!
PAPAGENO: – Mas depois de vê-la terei de morrer?
(Sacerdote 2 faz um gesto ou movimento de dúvida.)
PAPAGENO: – Ah, é? Fico solteiro!
SACERDOTE 2: – Poderás vê-la, mas só poderás falar com ela quando chegar a hora. Serás capaz de manter tua língua dentro dos limites?
PAPAGENO: – Oh, sim!
SACERDOTE 2: – Dá-me tua mão, e tu a verás.
PREGADOR (a Tamino): – Príncipe, também a ti os deuses impõem um silêncio salutar. Verás Pamina, mas não poderás falar com ela. Será esse o início das provas.
(Parte cantada – Dueto – Andante)
PREGADOR e SACERDOTE 2: “Temei a astúcia das mulheres!
É uma lei a respeitar.
Mais de um sábio, seduzido,
deixou-se (bis) apaixonar.
Por fim, se viu abandonado
e desprezado seu amor.
A morte foi o seu salário,
no desespero e na dor. (bis)”
(Saem o Pregador e o Sacerdote 2.)
escena 4
Tamino y Papageno.
PAPAGENO: – Êi! Trazei luzes aqui! Aqui! Luzes! Isso é muito estranho: sempre que esses senhores nos deixam, não se vê nada de olhos abertos.
TAMINO: – Suporta-o com paciência e pensa que é essa a vontade dos deuses.
escena 5
Tamino e Papageno. As três Damas, que surgem pelo alçapão. Voz dos sacerdotes (de dentro).
(Parte cantada – Quinteto – Allegro)
TRÊS DAMAS: “Oh! Oh! Oh! Vós viestes ter aqui?
Oh! Oh! Oh! Nunca mais podeis sair!
A morte vem pegar Tamino
E Papageno está perdido!
PAPAGENO: Para mim já é demais!
TAMINO: Já falando tu estás!
Já com elas conversando,
nossa lei estás quebrando.
PAPAGENO: Mas vem a morte nos pegar!
TAMINO: Fica quieto sem falar!
PAPAGENO: Sem falar e sem falar
e sem falar e sem falar!
DAMAS 1 e 2: Nossa Rainha, em segredo,
DAMA 3: – sim, em segredo –
TRÊS DAMAS: neste templo penetrou.
PAPAGENO: Aqui? Então está aqui?
TAMINO: Fica quieto, sem falar!
Tu esqueces bem depressa
tuas juras e promessas.
TRÊS DAMAS: Estais perdidos sim, perdidos,
se da Rainha não lembrais.
Os sacerdotes são fingidos,
é o que dizem por detrás.
TAMINO (consigo mesmo):
Porém jamais um sábio ouve
maldizentes a falar.
DAMAS 1 e 2: Os sacerdotes são fingidos,
DAMA 3: Os sacerdotes são fingidos.
TAMINO: Que provas há?
DAMAS 1 e 2: É o que dizem por detrás.
DAMA 3: É o que dizem por detrás.
TAMINO: Que provas há?
DAMA 1: E aos infernos baixará quem for por eles se guiar.
DAMA 2: E aos infernos baixará
quem for por eles, for por eles se guiar.
DAMA 3: E aos infernos baixará quem for por eles se guiar.
PAPAGENO: Oh, que diabo, que diabo, que diabo!
Que afronta! É demais!
Será verdade? Oh, será?
TAMINO: Serão mentiras de mulheres
que só sabem maldizer.
PAPAGENO: Mas a Rainha diz também.
TAMINO: Maldiz também por ser mulher.
Só ouvirás o que eu disser.
Pensa tão só em teu dever.
TRÊS DAMAS (a Tamino):
Por que teus lábios já se calam
e Papageno já não fala?
(Tamino mostra, por meio de gestos, que não tem permissão para falar.)
PAPAGENO (secretamente para as damas):
Eu gostaria… sim…
TAMINO: Não!
PAPAGENO: Sabeis qual é meu mal?
TAMINO: Sim!
PAPAGENO: É não poder ficar calado!
TAMINO: E não poder ficar calado
é vergonhoso para ti!
PAPAGENO: É vergonhoso para mim!
TRÊS DAMAS: Partamos, pois, daqui vencidas,
porque os dois não vão falar,
porque os dois não vão falar.
TAMINO y PAPAGENO:
E partirão daqui vencidas…
TRÊS DAMAS: Partamos, pois, daqui vencidas…
TAMINO y PAPAGENO:
…porque não vamos mais falar.
TRÊS DAMAS: … porque os dois não vão falar.
TRES DAMAS, TAMINO y PAPAGENO:
Bem firme permanecerá quem pensa antes de falar, (bis)
quem pensa antes de falar. (bis)”
(As Damas já vão sair, quando os sacerdotes gritam de dentro.)
VOZES DOS SACERDOTES:
“Profanam o solo sagrado!
Serão aos infernos lançadas!
AS TRÊS (caindo no alçapão):
Oh, não! Oh, não! Oh, não!
(Um acorde terrível, com todos os instrumentos; trovão, raios e pancadas; dois trovões fortes.)
PAPAGENO: Oh, não! Oh, não! Oh, não! (ele cai no chão)
(Ouvem-se de novo os três acordes.)
escena 6
Tamino, Papageno. O Pregador e o Sacerdote 2, com archotes.
PREGADOR: – Tamino! Teu comportamento firme venceu. Mas ainda tens de trilhar alguns caminhos árduos e perigosos. Com o coração puro, continuemos nossa peregrinação (enfia-lhe o saco.) Agora, vem! (saem)
SACERDOTE 2 (a Papageno, caído no chão): – Que é isso? Que te aconteceu?
PAPAGENO: – Estou desmaiando…
SACERDOTE 2: – De pé! Junta tuas forças e mostra que és um homem!
PAPAGENO (levanta-se): – Senhores, se os deuses já me destinaram uma Papagena, por que devo conquistá-la à custa de tantos sustos?
SACERDOTE 2 (enfiando-lhe o saco): – Essa pergunta poderá ser respondida por tua própria razão. Vem! Meu dever é conduzir-te.
PAPAGENO (espiando por baixo, choramingando): – Nesta eterna peregrinação, o amor pode acabar morrendo para sempre!
(Saem os quatro.)
Cena 7
Um jardim. Árvores plantadas em forma de ferradura. No centro, com rosas e outras flores, um caramanchão onde Pamina está dormindo. A lua ilumina seu rosto. Em frente, um assento de relva, de onde Monostatos se aproxima, sentando-se.
MONOSTATOS: – Ah! Aqui está aquela beleza arredia. Diante de tal visão, o fogo que arde em mim há de me consumir! (Olha para todos os lados.) Se eu tivesse a certeza de não estar sendo espionado… um beijinho… acho que seria desculpável…
(Parte cantada – Ária – Allegro – como se a música viesse de longe)
MONOSTATOS: “Quantas alegrias tem
quem abraça o seu bem.
Tal prazer jamais terei,
pois sempre mouro eu serei,
sempre mouro eu serei.
Coração também eu tenho.
sangue corre dentro em mim (bis).
São tormentos do inferno
sem mulher viver assim (bis).
Ah, eu sinto tanta vida,
vou portanto namorar.
Namorada tão branquinha…
Queira a lua desculpar (bis).
Meu amor, eu vou beijar-te.
Vai a lua se esconder.
O luar, envergonhado,
já não pode mais nos ver, (3 vezes).
(Ele se esgueira devagar em direção a ela.)
Cena 8
Ao som de um trovão, a Rainha surge do alçapão do meio, de modo a ficar bem diante de Pamina.
A Rainha; Pamina; Monostatos.
(Parte hablada.)
RAINHA: – Para trás!
PAMINA (acordando): – Ó deuses!
MONOSTATOS (consigo mesmo, recuando e se escondendo): – Ai de mim! Esta é, se não me engano, a Rainha da Noite!
PAMINA: – Mãe! Mãe! Minha mãe! (cai em seus braços.)
MONOSTATOS (consigo mesmo): – Mãe? Hum… É preciso escutar isso de longe. (afasta-se sorrateiramente.)
RAINHA: – Filha, onde está o jovem que enviei à tua procura?
PAMINA: – Ai, mãe, ele se entregou aos iniciados do templo.
RAINHA: – Aos iniciados? Agora, filha infeliz, ficarás separada de mim para sempre.
PAMINA: – Separada? Oh, fujamos, querida mãe! Sob tua proteção, enfrento qualquer perigo.
RAINHA: – Proteção? Filha querida tua mãe não pode mais te proteger. Com a morte de teu pai, meu poder foi sepultado.
PAMINA: – Meu pai…
RAINHA: – … antes de morrer, entregou aos iniciados o Círculo Solar de sete voltas. Sarastro traz ao peito esse poderoso Círculo Solar. Quando interpelei teu pai sobre o assunto, ele franziu a testa e disse: Mulher, minha última hora chegou, e todas as riquezas, que eram só minhas, são tuas e de tua filha.” Precipitadamente, cortei-lhe a conversa e perguntei: “E o Círculo Solar que tudo consome?” “Foi destinado aos iniciados”, respondeu ele. “Sarastro o administrará tão bem quanto eu o administrei até hoje. E agora, nem mais uma palavra! Entrega-te e entrega tua filha à direção dos homens sábios. É este o teu dever.
PAMINA: – Querida mãe, então aquele jovem está perdido para mim?
RAINHA: – Estará perdido se tu não o convenceres a fugir por estes aposentos subterrâneos antes que o sol venha tingir a terra.
PAMINA: – Mãe querida, então não me seria também permitido amar esse jovem quando ele se tornar um iniciado? Meu próprio pai esteve ligado a esses sábios; falava sempre deles com encantamento, louvando sua bondade, sua razão, sua virtude.
RAINHA: – Que estás dizendo? Tu, minha filha, defenderias os infames motivos desses bárbaros? Amar o homem que está ligado a meu inimigo mortal e que a qualquer momento poderia ocasionar minha queda? Vês este aço? Foi afiado para Sarastro. Tu o matarás e me entregarás o poderoso Círculo Solar!
PAMINA: – Mãe!!!
RAINHA: – Nem mais uma palavra!
(Parte cantada – Ária – Allegro Assai)
RAINHA: “Arde em meu peito o fogo da vingança,
sim, e a morte (bis)
arde ao meu redor!
Não queres tu
matar, por mim, Sarastro, (bis)
por minha filha não te quero mais;
pois não serás
filha minha nunca mais, (bis)
pois filha minha nunca mais serás!
Negados para sempre,
perdidos para sempre,
desfeitos para sempre
nossos laços naturais;
negados, perdidos e desfeitos
nossos laços naturais,
nossos laços, nossos laços naturais,
se tu, por mim, não matas a Sarastro!
Vós, ó deuses vingadores,
eis o que jurei!!” (Ela afunda no alçapão)
Cenas 9 e 10
Pamina, com o punhal na mão. Monostatos vai-se aproximando sorrateiramente.
(parte hablada)
PAMINA: – Devo matar? Ó deuses, não posso fazer isso! Não posso!
MONOSTATOS (consigo mesmo, alegre e dissimulado): – A luz solar de Sarastro tem tanto poder assim? E, para obtê-la, esta linda jovem precisa assassiná-lo? Isto é sal na minha sopa!
PAMINA: – Ela jurou, em nome de todos os deuses, rejeitar-me se eu não erguer este punhal contra Sarastro. Ó deuses, que devo fazer?
MONOSTATOS (aparecendo): – Deves confiar em mim! (tira-lhe o punhal)
PAMINA (assusta-se e grita): – Oh!
MONOSTATOS: – Estás tremendo por causa do assassinato que foi tramado?
PAMINA (timidamente) – E sabes disso?
MONOSTATOS: – De tudo. Sei até que não apenas tua vida está em minhas mãos, mas também a de tua mãe. Uma única palavra minha a Sarastro… e será o vosso fim. Portanto só tens uma saída para salvar a ti e a ela.
PAMINA: – E qual é?
MONOSTATOS: – Amar-me!
PAMINA (tremendo, falando consigo mesma): – Ó deuses!
MONOSTATOS (alegre): – O vento está soprando para o meu lado. Então, menina, sim ou não?
PAMINA (decidida): – Não!!
MONOSTATOS (furioso): – Não? Ah, pois então, morre! (agarra-a pela mão)
PAMINA: – Monostatos, olha como estou aqui de joelhos! Tem pena de mim!
MONOSTATOS: – Ou o amor ou a morte! Tua vida está por um fio!
PAMINA: – Consagrei meu coração àquele jovem.
MONOSTATOS: – E que me importa isso? Fala! Sim ou não?
PAMINA (decidida): – Nunca!
Cena 11
Pamina, Monostatos. Sarastro.
(Parte hablada.)
MONOSTATOS (puxa Pamina pela mão): – Anda, vamos! (Sarastro aparece e rapidamente o detém) – Ó senhor, sou inocente! Juraram matar-te, por isso quis vingar-me!
SARASTRO: – Monostatos! Sai já daqui!
MONOSTATOS (falando consigo mesmo e saindo): – Agora é procurar a mãe. Quem sabe ela me dá a filha.
Cena 12
Pamina e Sarastro.
(parte hablada)
PAMINA: – Senhor, não castigues minha mãe! Foi sua dor pela minha ausência…
SARASTRO: – Sei de tudo… Sei que ela vagueia pelos aposentos subterrâneos do templo, tramando vinganças contra mim e contra a humanidade. Que o céu conceda ao nobre jovem ânimo e perseverança, e então serás feliz com ele, e tua mãe retornará envergonhada a seu castelo.
(Parte cantada – Ária – Larguetto)
SARASTRO:
“Quem vive em solo sagrado jamais se vingará;
se for do bem desviado, por bem retornará.
Por mão amiga vem feliz, pois voltará ao bom país (3 vezes).
ao bom, ao bom país.
Atrás dos muros sagrados não há qualquer traição,
pois quem se sente magoado perdoa seu irmão.
Quem quer ser homem e vencer precisa antes merecer (3 vezes).
precisa merecer.”
(Saem ambos.)
Cena 13
Amplo vestíbulo. Logo adiante se abre uma porta. Bem na frente do palco há dois assentos de grama. Tamino e Papageno (sem os sacos) estão sendo introduzidos ali pelo Pregador e pelo Sacerdote 2.
(parte hablada)
PREGADOR: – Daqui por diante, ambos estareis entregues a vós mesmos. Assim que a trombeta soar, iniciai vossa caminhada. Príncipe, adeus! Nós nos veremos um pouco antes de chegares ao destino.
SACERDOTE 2: – Papageno, quem quebrar o voto de silêncio neste local será castigado pelos deuses com raios e trovões. Adeus! (Os dois saem.)
Cena 14
Tamino y Papageno.
Tamino senta-se num dos assentos de grama.
(parte hablada)
PAPAGENO (após uma pausa): – Tamino!
TAMINO (repreendendo-o): – Chiu!…
PAPAGENO (irônico): – Que vida divertida!… Eu preferia estar em minha choça ou na floresta, pois lá ouviria de vez em quando um passarinho assobiando!
TAMINO (repreendendo-o): – Chiiiu!…
PAPAGENO: – Com certeza posso falar comigo mesmo; e nós dois também podemos conversar um com o outro, já que somos homens.
TAMINO (repreendendo-o): – Chiiiiiiu!…
PAPAGENO (cantarolando): – Lalala-lalalá! Nem sequer uma gota d’água recebemos desse pessoal, quanto mais outra coisa.
Cena 15
Tamino e Papageno. Uma mulher velha e feia surge do alçapão, tendo na mão um pires com uma grande taça de água.
(parte hablada)
PAPAGENO (olhando-a por uns instantes): – Isto é para mim?
VELHA (com voz rachada e anasalada): – Sim, meu anjo!
PAPAGENO (olha de novo para ela; bebe): – Ó bela desconhecida, todos os hóspedes estrangeiros são servidos assim?
VELHA: – Certamente, meu anjo!
PAPAGENO: – Sei, sei! E, por isso, não há hóspedes aqui com frequência…
VELHA: – Muito poucos.
PAPAGENO: – Bem posso imaginar. Vem, velha, senta-te perto de mim, pois o tempo custa muito a passar. Responde: qual é tua idade?
VELHA: – Dezoito anos e dois minutos.
PAPAGENO: – Dezoito anos e dois minutos?
VELHA: – Sim!
PAPAGENO: – Ha-ha-ha! Êi, jovem anjo, também tens um namorado?
VELHA: – Claro que tenho!
PAPAGENO: – E ele também é jovem assim como tu?
VELHA: – Nem tanto. É dez anos mais velho.
PAPAGENO: – Dez anos mais velho? Que amor deve ser esse! E como se chama esse teu namorado?
VELHA: – Papageno!
PAPAGENO (assusta-se, para um pouco): – Pa…Papageno? E onde está esse Papageno?
VELHA: – Está sentado aí, meu anjo!
PAPAGENO: – Seria eu esse teu namorado?
VELHA: – Sim, meu anjo!
PAPAGENO (pega água depressa e respinga no rosto da velha): – E como te chamas?
VELHA: – Meu nome é… (trovão forte; a velha sai depressa, mancando.)
PAPAGENO (assustado com o trovão): – Ooooh!
TAMINO (levanta-se e o ameaça com o dedo fechando os lábios.)
PAPAGENO (assustado): – Não falo mais! Não falo mais!
Cena 16
Tamino e Papageno. Os três Gênios aparecem. No centro, põem uma mesa com várias iguarias. Um dos gênios traz a flauta. Outro, o cofrezinho com os sininhos.
(Parte cantada – Terceto – Allegretto)
TRÊS GÊNIOS:
“Pela segunda vez bem-vindos
onde Sarastro é o rei,
eis vossa flauta e sininhos,
que novamente tocareis.
Se vos apraz, comei contentes;
e mais contentes ficareis
quando nos virmos novamente
na triunfal terceira vez.
Tamino, vai! Hás de chegar!
Vai, Papageno! Sem falar!
Vai, vai, sem falar! (bis) “ (saem)
Cena 17
Tamino y Papageno.
(parte hablada)
PAPAGENO: – Tamino, não vamos comer?
(Tamino começa a tocar sua flauta.)
PAPAGENO: – Então continua a tocar tua flauta, que eu vou me servir. (come) Hum! O senhor Sarastro tem ótima cozinheira! (bebe) Aaahh… Isto é vinho dos deuses! (a flauta silencia.)
Cena 18
Tamino e Papageno. Pamina entra.
(Parte hablada.)
PAMINA (alegre): – Tamino! Ouvi tua flauta e corri como uma flecha na direção do som. Mas… estás tão triste… Não falas com tua Pamina?
TAMINO (suspira): – Ah… (acena para que ela se afaste.)
PAMINA: – Fala! Tu não me queres mais?
TAMINO (suspira e acena de novo para que se afaste.)
PAMINA: – Devo deixar-te sem saber porque? Tamino, belo jovem, eu te ofendi? (a Papageno): – Fala, Papageno, que há com ele?
PAPAGENO (com a boca cheia, acena para que ela se afaste): – Hm, hm, hm!
PAMINA: – Como? Tu, também?
PAPAGENO: – Chiiiu! (acena para que se afaste.)
PAMINA (desolada): – Oh, isto é pior que a morte! (pausa) Tamino, meu querido, meu único amor!
(Parte cantada – Ária – Andante)
PAMINA: “Ah, por ti não mais querida!
Ah, não mais o teu amor! (bis)
Nunca mais os bons momentos
tornaremos a viver,
tornaremos, tornaremos a viver!
Vê, Tamino, este pranto
que derramo só por ti,
só por ti!
Se não sentes minha falta,
a minha falta,
só morrendo, só morrendo terei paz!
Se não sentes minha falta (bis),
só morrendo, só morrendo terei paz,
só morrendo terei paz,
terei paz (bis). (Ela sai.)
Cena 19
Tamino y Papageno.
(parte hablada)
PAPAGENO (comendo precipitadamente): – Também sei guardar silêncio quando necessário, não é, Tamino? Num empreendimento destes sou um homem de verdade (bebe). Um viva ao senhor cozinheiro e outro ao senhor bodegueiro!
(A trombeta soa três vezes.)
TAMINO (faz sinal a Papageno para que se ponham a caminho.)
PAPAGENO: – Vai na frente, que eu já vou.
(Tamino quer levá-lo à força.)
PAPAGENO: – O mais forte fica aqui!
(Tamino sai pela direita, tendo chegado pela esquerda.)
PAPAGENO: – Seria um absurdo ir agora, quando meu apetite é dos melhores? (ouvem-se trovões): – Oh, misericórdia, bondosos deuses! Tamino, salva-me!
(Tamino volta depressa e toca sua flauta, e acena chamando Papageno.) Soa de novo a trombeta. Tamino acena para ele.)
PAPAGENO: – Já vou! (três toques de trombeta) Isso é conosco. Já estamos indo. Mas, Tamino, que é que ainda vai acontecer conosco?
TAMINO (aponta para o céu.)
PAPAGENO: – É aos deuses que devo perguntar?
TAMINO (faz que sim com a cabeça.)
(Ouvem-se três toques de trombeta. Tamino leva Papageno à força.)
PAPAGENO: – Não te apresses tanto. Chegaremos bem a tempo de sermos fritos. (Saem os dois.)
Cena 20
Recinto abobadado das pirâmides.
Sarastro, o Pregador e alguns Sacerdotes.
Dois sacerdotes carregam nos ombros uma pirâmide iluminada; cada um dos outros tem na mão uma pirâmide transparente do tamanho de uma lanterna.
(Parte cantada – Coro dos Sacerdotes – Adagio)
CORO: “Ó Ísis e Osíris, que ventura!
A luz do sol venceu a noite escura.
O jovem nova vida principia.
Logo nos seguirá na santa via.
E é tão bom, audaz, leal. (bis)
Sim, já vem! Seu valor é nosso bem, (bis)
nosso bem.” (bis)
Cena 21
Sarastro, o Pregador, Sacerdotes; Tamino, que está sendo conduzido para dentro.
(Parte hablada.)
SARASTRO: – Príncipe, tua conduta, até agora, foi viril e serena; mas terás ainda de percorrer dois caminhos perigosos. Dá-me tua mão! (reina silêncio entre os Sacerdotes): – Que Pamina seja trazida!
(Pamina é introduzida coberta com um saco igual ao que Tamino usou; ele é tirado.)
PAMINA: – Onde estou? Dizei-me, onde está Tamino?
SARASTRO: – Ele te aguarda para te dar o último adeus.
PAMINA: – O último adeus? Onde está ele?
SARASTRO: – Aqui!
PAMINA: – Tamino!
TAMINO: – Afasta-te!
(Parte cantada – Terceto – Andante moderato.)
PAMINA: “O meu amor não mais verei?
SARASTRO: Irás revê-lo outra vez.
PAMINA: Mortais perigos te aguardam!
TAMINO: Darão os deuses boa guarda!
PAMINA: Mortais perigos te aguardam!
TAMINO e SARASTRO:
Darão os deuses boa guarda!
PAMINA: E se da morte não te salvas?
Um mau presságio há em mim.
TAMINO e SARASTRO:
Que a divina lei se cumpra!
Sua vontade é meu (seu) fim!
PAMINA: Se como eu tu me quisesses,
não sentirias tanta paz (bis).
TAMINO e SARASTRO:
O meu (seu) amor é tão intenso,
sempre fiel a ti será (bis)!
SARASTRO: Chegou a hora da partida.
TAMINO e PAMINA:
Que triste é a despedida!
SARASTRO: Chegou a hora da partida.
TAMINO e PAMINA:
Que triste é a despedida!
SARASTRO: Tamino tem de prosseguir, prosseguir!
TAMINO: Pamina, tenho de seguir, de seguir!
PAMINA: Tamino, tens de prosseguir!
SARASTRO: Chegou a hora da partida!
TAMINO: Que triste é a despedida!
PAMINA: Tamino! Tamino!
TAMINO: Pamina, tenho de seguir
SARASTRO: Tamino tem de prosseguir, de prosseguir,
deve partir!
PAMINA: Deves partir (bis)
TAMINO: Devo partir (bis).
PAMINA: Tamino, meu amor, meu amor!
TAMINO: Pamina, meu amor, meu amor!
TAMINO e PAMINA:
Oh, adeus, adeus, adeus!
SARASTRO: Agora vai! É teu dever! Depressa! Depressa!
Agora cumpre teu dever. Agora vai (bis)!
TAMINO e PAMINA:
Oh, doce calma (bis), volta breve (bis), breve (bis)!
SARASTRO: Agora vai (bis)! E até breve (bis)!
TAMINO e PAMINA:
Oh, adeus (bis)!
SARASTRO: E até breve! (Saem.)
Cena 22
(Parte hablada.)
Papageno.
PAPAGENO (do lado de fora): – Tamino! Tamino! Vais me abandonar completamente? (dá uns passos) Se eu, pelo menos, soubesse onde estou… (bate à porta por onde Tamino foi levado).
UMA VOZ (fala bem alto): – Para trás! (ouve-se um trovão e um acorde)
PAPAGENO: – Deuses misericordiosos! Para onde ir? (bate à porta por onde tinha entrado)
UMA VOZ (fala bem alto): – Para trás! (um trovão e um acorde, como antes.)
PAPAGENO: – Agora não posso ir nem para a frente, nem para trás! (chora)
Cena 23
(Parte hablada.)
Papageno; o Pregador, com sua pirâmide.
PREGADOR: – Homem! Tu merecias ficar vagando pelos abismos escuros da terra; mas os deuses bondosos te perdoaram. Em compensação, jamais sentirás as alegrias celestiais dos iniciados.
PAPAGENO: – Bom, há mais pessoas como eu. Um copo de vinho seria uma grande alegria para mim agora.
PREGADOR: – Não tens nenhum outro desejo neste mundo?
PAPAGENO: – Até agora não.
PREGADOR: – Receberás o que desejas (ele sai e, imediatamente, surge um grande cálice de vinho.)
PAPAGENO: – Viva! Já está aqui! (bebe) Maravilhoso! Divino! Ah, estou tão alegre que poderia voar até o sol se eu tivesse asas! Mas… sinto agora uma coisa estranha em meu coração. Eu queria… Eu desejaria… sim, mas o quê?
(Parte cantada – Ária – Andante)
PAPAGENO: “Se for mocinha nova,
se mulherzinha for,
por ela Papageno
anseia com fervor. (três vezes)
(Allegro) Então, bem contente comendo,
do vinho dos nobres bebendo, feliz como um sábio
serei e como no céu viverei (bis).
E no céu viverei (bis).
(Andante) Se for mocinha…… fervor! (como antes)
(Allegro) Será que não vem uma delas,
alguma graciosa donzela,
livrar-me do meu padecer,
então só me resta morrer.
Nenhuma graciosa donzela
me livra do meu padecer,
então só me resta morrer,
me resta morrer! (bis)
(Andante) Se for mocinha……..fervor (como antes)
(Allegro) Se nem uma jovem me ama,
do amor já me queimam as chamas.
Se uma porém me beijar
depressa irei me curar.
Se uma porém me beijar (bis),
depressa irei me curar,
irei me curar (bis).”
Cena 24
Papageno. A Velha entra apoiada em seu bordão.
(parte hablada)
VELHA: – Já estou aqui, meu anjo!
PAPAGENO: – Tiveste pena de mim?
VELHA: – Sim, meu anjo!
PAPAGENO: – Que sorte a minha!
VELHA: – E vou amar-te carinhosamente se me prometeres ser fiel. PAPAGENO: – Eh, louquinha carinhosa!
VELHA: – Vem, dá-me tua mão para selarmos nosso compromisso.
PAPAGENO: – Mas não sejas tão apressada, anjo querido! Um compromisso como esse exige certa ponderação.
VELHA: – Papageno, eu te aconselho, não hesites! Dá-me tua mão, senão ficarás preso aqui para sempre.
PAPAGENO: – Preso?
VELHA: – Pão e água serão teu alimento diário. Terás de viver sem amigo ou amiga e renunciar ao mundo para sempre.
PAPAGENO: – Beber água? Renunciar ao mundo? Não! Prefiro contentar-me com uma mulher velha a ficar sem nenhuma. Pois aí tens minha mão, com a garantia de que te serei sempre fiel; (para si mesmo) enquanto não encontrar uma mulher mais bela…
VELHA: – Juras?
PAPAGENO: – Sim, juro!
(Nisto a Velha tira a capa e o capuz e se transforma numa jovem vestida igual a Papageno.)
PAPAGENO: – Pa… Pa… Papagena! (ele quer abraçá-la)
Cena 25
Papageno, Papagena; o Pregador.
PREGADOR (entra e logo segura Papagena pela mão): – Afasta-te daqui, minha jovem! Ele ainda não te merece! (arrasta-a para fora, e Papageno quer ir atrás) – Para trás! Senão…
PAPAGENO: – Antes ser tragado pela terra, que recuar! (ele é tragado) Ó deuses!
Cena 26
A cena se transforma num pequeno jardim.
Os três Gênios aparecem.
(Parte cantada – Terceto – Andante.)
TRÊS GÊNIOS:
“O sol, em seu clarão dourado,
o dia vai trazer;
e vai o sábio dedicado
as ilusões vencer.
Oh, desce, vem até as almas,
ó doce paz, suave calma;
farás a terra celestial,
será divino o mortal (4 vezes).”
GÊNIO 1: Olhai! Pamina desolada!
GÊNIOS 2 e 3: Está ali…
GÊNIO 1: … desesperada!
TRÊS GÊNIOS: Pensou ter sido rejeitada.
Então devemos consolá-la.
A nós comove tanta dor!
Oh, se voltasse seu amor!
Já vem… Daqui não nos verá,
e vamos ver o que fará,
GÊNIO 1, 2 e 3: (1) E vamos, vamos ver o que fará.
(2) E vamos ver o que fará.
(3) E vamos ver, vamos ver o que fará.
(Eles ficam de lado.)
PAMINA (contemplando o punhal):
Com um punhal irei casar,
e minha dor terminará!
TRÊS GÊNIOS (à parte):
Que dura frase eu ouvi?
Já estará fora de si?
PAMINA: Serei só tua, meu punhal!
Eu vou contigo logo, logo me casar,
eu vou contigo me casar!
TRÊS GÊNIOS: Já está enlouquecendo,
já a morte pretendendo.
(a Pamina): Vem, Pamina, nos ouvir!
PAMINA: Para a morte devo ir,
pois quem é meu bem-amado
me deixou abandonada! (mostra o punhal)
Quem me deu foi minha mãe.
TRÊS GÊNIOS: Deus porém te punirá!
PAMINA: É melhor assim a morte
que sofrer tão dura sorte!
Mãe, mãe! Causaste meu mal!
Tua jura foi fatal!
TRÊS GÊNIOS: Ouve! Segue junto a nós!
PAMINA: Minha taça se encheu!
Falso jovem, meu adeus!
Vê Pamina morrer por ti!
Vem, punhal, a mim ferir! (vai apunhalar-se)
TRÊS GÊNIOS: Para, pobre infeliz!
Pois Tamino sofreria
ao saber, e morreria;
seu amor é só por ti.
PAMINA: Não! No último momento
escondeu seu sentimento;
nem sequer me respondeu,
sua face escondeu.
TRÊS GÊNIOS: Nada mais revelaremos,
mas o jovem mostraremos.
Poderás saber então
que é teu seu coração;
morreria até por ti.
Já iremos até lá.
PAMINA: E direis aonde está?
TRÊS GÊNIOS: Já iremos até lá ! (bis)
PAMINA: E direis aonde está,
aonde está? (3 vezes)
PAMINA e os TRÊS GÊNIOS:
No amor ardente brilha a chama.
Ninguém separa quem se ama.
Em vão o mal virá lutar
com quem os deuses vêm guardar,
PAMINA: com quem, com quem os deuses vêm guardar.
GÊNIOS 1 e 2: com quem os deuses vêm guardar,
TRÊS GÊNIOS: com quem
PAMINA e os TRÊS GÊNIOS: os deuses vêm guardar,
TRÊS GÊNIOS: com quem
PAMINA e os TRÊS GÊNIOS: os deuses vêm guardar,
vêm guardar. (bis) (saem todos)
Cena 28
A cena muda. Há duas grandes montanhas; uma delas tem uma cachoeira, onde se ouve ventar e zunir; a outra cospe fogo. Cada uma delas tem uma grade quebrada. Pelas frestas, vê-se o fogo ou a água. Naquela onde o fogo arde, o horizonte deve ser vermelho claro; naquela onde há água, paira uma névoa escura. O cenário é de pedras, e cada trecho é fechado com um portão de ferro.
Tamino; dois homens de couraça; depois Pamina; depois, o Coro.
Tamino, levemente vestido e descalço é conduzido para dentro por dois homens de couraça preta, com elmos cor de fogo. Eles leem para Tamino a escrita transparente que há numa das pirâmides. Esta pirâmide fica no meio, bem no alto, perto das grades que contornam a montanha.
(Parte cantada – Terceto – Adagio)
HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Ó peregrino, o teu fardo descarrega,
vencendo fogo, água, ar e terra.
Quem o temor da morte com vigor venceu
da terra subirá até o céu.
Enfim iluminado estará,
e nos mistérios de Ísis servirá!
TAMINO: Não temerei humana morte.
É a virtude minha sorte.
As vossas portas abrireis!
Por seus perigos andarei! (Quer prosseguir)
PAMINA (de dentro):
Tamino, vê! Estou aqui!
TAMINO Pamina ouvi chamando?
HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
É, sim, Pamina te chamando.
TAMINO e HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Então comigo (contigo) pode ir.
Já nada vai nos (vos) desunir,
nem se tivermos (tiverdes) de morrer (bis).
TAMINO: E vou poder falar com ela?
HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Tu vais poder falar com ela.
TAMINO: Que bom com ela encontrar…
HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Que bom vos ver reencontrar…
TAMINO: … com ela no templo penetrar!
HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
… vos ver no templo penetrar!
TAMINO e HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Não teme a noite nem morrer.
Merece se iniciar. (bis)
(As portas se abrem. Tamino e Pamina se abraçam – Quarteto –
Andante.)
PAMINA: Tamino! Que bom, que bom!
TAMINO: Pamina! Que bom, que bom!
As portas nos prometem
a morte e a dor.
PAMINA: Ao lado teu irei
onde fores, sem temor.
E eu te guiarei
na luz do meu amor, (toma-o pela mão)
que deixa rosas no caminho;
as rosas sempre têm espinhos.
A tua flauta tocarás,
e ela nos protegerá.
De um carvalho milenar,
foi lavrada por meu pai,
na hora em que há magia pelo ar,
por entre raios e trovões.
A flauta logo soará
e da tormenta nos guardará.
PAMINA, TAMINO e HOMENS DE COURAÇA 1 e 2:
Sombria morte vou (vais) passar; porém seu som nos
(vos) vai guardar, (bis)
vai guardar (bis).
(As portas se fecham atrás deles; percebe-se que eles caminham, enquanto a flauta é tocada; ouve-se o crepitar do fogo, o uivar do vento, um trovão abafado e barulho de água. Tímpanos abafados acompanham-nos de vez em quando. Assim que os dois saem do fogo, abraçam-se e permanecem no meio.)
(Parte cantada – Dueto – Adagio)
PAMINA e TAMINO:
“Passamos através das chamas,
nenhum perigo nos venceu.
Teu som da água nos proteja!
Do fogo já nos protegeu.
Teu som da água nos proteja!
Do fogo já nos protegeu.”
(Tamino toca a flauta; o par é visto descendo e, pouco depois, subindo de novo. Imediatamente abre-se uma porta e se avista a entrada de um templo bem iluminado. Antes do canto do Coro, Tamino e Pamina cantam.)
PAMINA e TAMINO:
Ó deuses! Que visão de luz!
A paz de Ísis nos conduz!
(Canto do Coro – Allegro.)
CORO: Venceu, venceu, venceu o nobre par!
E triunfou de todo mal!
Participai do ritual!
Entrai, entrai!
No portal enfim passai!
SOPRANOS (cantam junto com contraltos, tenores e baixos):
Passai, entrai, sim, entrai…
CONTRALTOS e TENORES:
Entrai, entrai…
BAIXOS:
Entrai…
CORO: …e no templo penetrai!
SOPRANOS:
Sim, entrai…
CONTRALTOS, TENORES e BAIXOS:
Entrai…
CORO: …e no templo penetrai!”
(Todos se van.)
Cena 29
No jardim anterior.
Papageno; depois, os três Gênios; mais tarde, Papagena.
(Parte cantada – Allegro)
PAPAGENO (toca sua flautinha de Pã, depois chama):
Papagena! (três vezes; toca de novo e escuta)
Doce! Linda! Graciosa! É inútil!
Ah, tudo perdido!
Que infeliz é minha vida!
Que lástima, lástima! Falei demais.
Foi erro meu, de ninguém mais!
Erro meu, de ninguém mais!
Foi esse vinho que bebi…
e a bela jovem que eu vi:
meu coração, a saltitar,
pôs-se a arder, vai-me queimar.
Papagena! Que doçura
e que linda criatura!
É em vão, estou perdido
e cansado desta vida!
Um amor ardente assim
com a morte tem seu fim. (tira uma corda da cintura.)
Deste ramo pendurado
ficarei bem enforcado.
Vai-se a vida afinal:
boa-noite, mundo mau!
Pois ainda não mandaste
um amor que me agradasse;
resolvi morrer assim
Lindas jovens pensem em mim! (bis)
Antes mesmo que me enlace,
não há uma que me abrace.
Se houver, é só dizer:
sim ou não, pois vou morrer! (bis)
Ah, nenhuma vem ouvir-me, (olha em volta)
não, não vem ouvir-me!
Querem, pois, a minha morte?
Papageno, teu dever, nesse caso, é morrer! (bis)
(olha ao redor) Bem, espero mais,
talvez um pouco mais.
Bem, talvez,
até que conte um, dois, três:
(Sopra a flauta e diz sem cantar): “UM!”
(Olha em volta, sopra e diz): “DOIS!”
(Olha e diz): “Já contei até dois!”
(Sopra a flauta e diz): “TRÊS!” (olha em volta)
(Andante)
Vamos lá, assim será. (bis)
Vou morrendo afinal.
Boa-noite, mundo mau! (bis)
(vai pendurar a corda no ramo)
(Os três gênios descem ou aparecem e cantam juntos, mas com letras separadas – Allegretto)
GÊNIO 1: Ainda não!
GÊNIOS 2 e 3: Oh, não! Oh, não!
TRÊS GÊNIOS: Ó Papageno, pensa bem!
Tu viverás apenas uma vez! (bis)
PAPAGENO: É bem falado, com efeito;
mas se ardesse vosso peito,
iríeis já também sofrer
e só por causa de mulher.
TRÊS GÊNIOS: Faze soar os teus sininhos
e reverás teu amorzinho.
PAPAGENO: Eu nem havia me lembrado
de meus sininhos encantados. (faz soar os sininhos)
Soai, sininhos, tilintando!
Eu quero ver o meu amor! (bis)
(ao som desse toque, os três Gênios vão buscar Papagena – Allegro)
Ressoai, sininhos, meu amor trazei!
Tilintai baixinho, e ela logo vem.
Ressoai, sininhos, meu amor trazei (bis)!
Tilintai baixinho, e ela logo vem,
logo vem, o meu amor, o meu amor!
TRÊS GÊNIOS: Repara bem ao teu redor!
(Papageno olha ao redor; enquanto soa o ritornelo, Papageno e Papagena cantam realizando uma cômica pantomima. Os três Gênios vão saindo.)
PAPAGENO: Pa pa pa, pa pa pa
PAPAGENA: Pa pa pa, pa pa pa
PAPAGENO: Pa pa pa pa (bis)
PAPAGENA: Pa pa pa pa (bis)
PAPAGENO: Pa pa pa pa pa Papagena!
PAPAGENA: Pa pa pa pa pa Papageno!
PAPAGENO: Para mim encomendada.
PAPAGENA: Para ti encomendada.
PAPAGENO: E serás a minha amada…
PAPAGENA: E serás meu bem-amado,
JUNTOS: meu bem-amado, meu bem-amado!
… ó bem-amada, ó bem-amada!
PAPAGENO: Oh, que bom, que bom será…
PAPAGENA: Oh, que bom, que bom será…
PAPAGENO: … se os céus abençoarem…
PAPAGENA: … se os céus abençoarem…
PAPAGENO e PAPAGENA:
… e filhinhos nos mandarem! (bis)
Que pequenino há de ser
meu bebê, (3 vezes)
que pequenino meu bebê,
e queridinho há de ser.
PAPAGENO: Vem um pequeno Papageno,
PAPAGENA: e a pequena Papagena,
PAPAGENO: e outra vez um Papageno,
PAPAGENA: e logo outra Papagena,
PAPAGENO: Papageno,
PAPAGENA: Papagena,
PAPAGENO: Papageno,
PAPAGENA: Papagena,
JUNTOS: Papageno (a), Papageno (a).
PAPAGENA: Que alegria sentiremos…
PAPAGENO: Que alegria sentiremos…
JUNTOS: … com tanta, tanta…
… com tanto Papapapageno,
Papapapapapageno, Papapapapapa,
Papapapapapapapageno (a),
abençoados somos nós.
PAPAGENO: Que alegria sentiremos…
PAPAGENA: Que alegria sentiremos…
JUNTOS: … com tanto, tanto…
… com tanta Papapapagena,
Papapapapapagena, Papapapapapagena,
Papapapapapagena…
Papapapapapapapageno…
… abençoados somos nós,
Papageno (a), Papageno (a),
Papapapapapapapapapageno (a),
abençoados somos nós, (3 vezes)
PAPAGENA: Papapapapapagena!
PAPAGENO: Papapapapapageno!
JUNTOS: Papapapapapageno (a),
Papapapapapageno (a),
Papapapapapageno (a)!” (Os dois saem)
Cena 30
Monostatos, a Rainha e as três Damas saem dos alçapões com archotes nas mãos.
(Parte cantada – Più moderato)
MONOSTATOS: Bem caladinhos, vamos logo
ali no templo penetrar.
RAINHA e DAMAS: Bem caladinhos, vamos logo
ali no templo penetrar.
MONOSTATOS: Juraste para mim
que logo com tua filha vou casar.
RAINHA: Eu prometi; é meu desejo:
com minha filha vais casar.
(As Damas e a Rainha cantam juntas, mas uma cada frase.)
DAMA 3: Com ela, sim, com ela,
com ela vais casar!
DAMAS 1 e 2: Com ela, sim,
com ela vais casar!
RAINHA: Oh, sim, com ela vais casar!
(Ouvem-se trovões abafados e rumor de água.)
MONOSTATOS: Ouvi trovões assustadores
e cataratas a tombar.
RAINHA e DAMAS: Que sons aterrorizadores!
De longe vem o trovejar!
MONOSTATOS: Estão no templo reunidos.
MONOSTATOS, RAINHA e DAMAS:
Serão por nós surpreendidos.
RAINHA e DAMAS: Da terra toda nós iremos…
MONOSTATOS: … nós iremos
MONOSTATOS, RAINHA e DAMAS:
os piedosos expulsar
com a espada a chamejar!
MONOSTATOS e DAMAS:
Grande Rainha, é por ti (bis)
que nos vingamos hoje aqui.
(Ouvem-se fortes acordes, trovões, ventania)
MONOSTATOS, RAINHA e DAMAS:
O nosso poder terminou – Ai de mim! –
Seremos lançados na noite sem fim!
(Somem todos pelos alçapões)
Cena Final
No mesmo instante, todo o cenário se transforma num sol. Sarastro está num lugar elevado; Tamino e Pamina, com vestes sacerdotais. Ao lado de cada um estão sacerdotes egípcios. Os três Gênios têm flores nas mãos.
(Parte cantada – Rezitativ)
SARASTRO (solenemente):
As trevas da noite o sol já varreu.
(Maestoso) A força dos falsos também pereceu.
CORO (Andante): Sejam exaltados
os iniciados
na glória final!
Oh, oh, bendizei Osíris!
Oh, oh, a Ísis louvai!
(Allegro): A força triunfa! Que bênçãos trará!
Tão bela coroa perene será!
A força triunfa, a pura beleza
e a sabedoria vai coroar!
Tão bela coroa perene será! (bis)
A força triunfa! Que bênçãos trará!
Tão bela coroa perene será.
perene será, perene será!
(Parte cantada – Coro – Andante – Allegro, depois do quinto verso)
CORO: “Sejam exaltados
os iniciados,
na glória final!
Oh, oh, bendizei Osíris!
Oh, oh, a Ísis louvai!
A força triunfa! Que bênçãos trará!
Tão bela coroa perene será!
A força triunfa, a pura beleza
e a sabedoria vai coroar!
Tão bela coroa perene será! (bis)
A força triunfa! Que bênçãos trará!
Tão bela coroa perene será,
perene será, perene será!
F IM
Sobre a escolha da peça
Para escolher uma peça com objetivo pedagógico, estude bem que tipo de vivência seria mais importante para fortalecer o amadurecimento de seus alunos. Será um drama ou uma comédia, por exemplo. No caso de um musical, é importante que a classe seja musical, que a maioria dos alunos toquem instrumentos e/ou cantem. Analise também o número de personagens da peça para ver se é adequado ao número de alunos.
Enviamos o texto completo em PDF de uma peça gratuitamente, para escolas Waldorf e escolas públicas, assim como as respectivas partituras musicais, se houver. Acima disso, cobramos uma colaboração de R$ 50,00 por peça. Para outras instituições condições a combinar.
Neste caso, trata-se de uma ópera, e as respectivas partituras musicais ainda não estão digitalizadas, o que vai demanda um custo para ser realizado, a ser combinado com a organização interessada. São cerca de 300 páginas.
A escola deve solicitar pelo email [email protected], informando o nome da instituição, endereço completo, dados para contato e nome do responsável pelo trabalho.