1 de mayo de 2020

Teatro para niños de 9 años – orientaciones pedagógicas

 

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El niño de 9 años

Por Cristina Maria Brigagão Abalos, Dora Regina Zorzetto Garcia y Vilma Lúcia Furtado Paschoa.

A los 9 años, el niño, antes identificado con el mundo que le rodea, atraviesa ahora un momento muy especial, alejándose cada vez más de la fantasía y del sentimiento de unidad e integración con la naturaleza y su entorno. El niño se siente solo por primera vez, se siente como un individuo, separado, creando un espacio interior.

La tarea pedagógica es tender un puente entre el espacio interior del niño de 9 años y el mundo del que se aleja.

¡Es de fundamental importancia que, a esta edad, se cultiven las ganas de crecer, de querer conocer el mundo y actuar en él, trayendo imágenes que traduzcan en profundidad el momento que atraviesa el niño de 9 años! Que el hombre no puede ser pasivo en la Tierra, que debe trabajar. Con su trabajo, transforma el medio ambiente y asegura su supervivencia. Se abordan las profesiones, así como la acción del hombre en el mundo. Esto puede orientarse de las más variadas formas, y así el hombre se dignifica.

A modo de sugerencia, el estudio de las profesiones puede abordarse básicamente sobre dos grandes temas: el pan, alimento primordial, y la casa, vista como construcción de la propia corporeidad, como cobijo para el “estar en el mundo”. Bajo el tema del pan, los alumnos pueden aprender a cultivar en la escuela o en casa, cuidar la plantación, esperar a que germine y madure, aprender a cosechar, trillar, moler el trigo, construir el horno de barro y finalmente, la elaboración. de pan. También se pueden cultivar otros productos en una huerta, y los alumnos aprenden todos los oficios relacionados con el cultivo de la tierra, hasta que la comida está en nuestra mesa. Bajo el tema de la casa se pueden abordar los diversos tipos de vivienda que existen en el mundo y cómo se construyen, según los recursos naturales disponibles y las costumbres de cada cultura. Aquí, también, surgen distintas profesiones, ligadas a esta preciosa oportunidad de introducir a los estudiantes en mucho de lo que el hombre puede hacer con sus manos, y la capacidad que tienen de transformar.

 

EL TEATRO PARA NIÑOS DE 9 AÑOS

Todos los días es natural que los niños lleguen a la escuela con diferentes estados de ánimo. Para armonizar el grupo, es recomendable hacer ejercicios rítmicos*, recitaciones y cantos. Nesta idade, os exercícios musicais podem ser mais complexos e ser exercitados, por exemplo, em cânones: um grupo inicia um tema musical já aprendido em uníssono e é seguido à distância de um ou mais compassos, por outro(s) grupo(s) hasta el fin.

Todos los contenidos antes mencionados traen innumerables, variadas y ricas posibilidades de dramatización. ¿En qué se diferencia el teatro para niños de 9 años del teatro para niños más pequeños? – Los niños todavía memorizan todo el texto elegido, pero algunos, que se sienten más seguros, pueden tener líneas individuales más largas. Nunca se debe obligar a un niño a exponerse, esto vendrá con el tiempo, ya que todos terminan envueltos por el contexto y por la adecuación de los temas al momento de su desarrollo.El dramatismo de las imágenes fuertes de los relatos del Antiguo Testamento. , como José de Egipto, David y Goliat, por ejemplo.

Los disfraces ahora pueden ser un poco más elaborados, con algunos elementos que recuerdan, por ejemplo, épocas o profesiones, así como objetos cada vez más variados de la escena, muchos de los cuales pueden fabricar los propios niños.

Los trabajos con dibujo y pintura se pueden realizar como experiencias de los contenidos de la obra, experimentando con nuevas intensidades y combinaciones cromáticas, profundizando en los temas elegidos y en el proceso de montaje de la obra.

Los escenarios se pueden componer únicamente con telas de colores, ya que el foco más importante son los niños y su actuación.

Para un niño de 9 años, la elección de una pieza debe estar inspirada en temas que despierten el entusiasmo por la acción humana y rescaten su convivencia y participación en el mundo. Es el hombre transformando su entorno. Para ello, las obras deben tener personajes emprendedores, activos, que juntos, sumando fuerzas, completen las tareas y puedan saborear el fruto de la tarea cumplida.

Como ejemplo, elegimos la obra “O Grão de Trigo”, que engloba varios temas propios de esta época: el pan, los oficios, el trabajo colectivo y compartido, la armonía existente entre el hombre y los animales domésticos que le sirven y, por por otro lado, la naturaleza que los complementa y apoya. El “niño” de la obra es el motivo de todo el trabajo que dará como resultado el pan.

Si el texto resume el contenido dado en las clases, no es necesario contar la historia con anterioridad. A medida que se presenta cada elemento, se introducen las líneas correspondientes en la parte rítmica del comienzo de la clase. Queda el indicio de que todos decoran todo.

En un primer momento se explora el lenguaje y sus recursos, por ejemplo las aliteraciones en el habla del viento; los gestos, que naturalmente se derivan de él, en el discurso fuerte y cadencioso de los campesinos, acompañados por los pasos firmes del personaje; o incluso los ritmos expresados en el habla lenta y arrastrada de vacas y bueyes. Todos participan en el discurso del coro, mientras que “el sol”, “la luna” y “el niño” pueden ser representados cada uno por un alumno.

Además de las canciones que componen la obra, se sugiere agregar pequeñas melodías, como el sonido de instrumentos con ciertos personajes (palo de lluvia, reco-reco, silbatos con sonidos de pájaros, etc.)

Tras una intensa experiencia en la que todos los alumnos tienen la posibilidad de experimentar diferentes personajes, el profesor distribuye los roles según criterios pedagógicos. Vale la pena recordar que el montaje de una obra de teatro no es una mera actividad lúdica, sino un recurso pedagógico sumamente valioso para el desarrollo del niño y la armonización del grupo.

Un niño tímido haría bien en ser el pequeño grano de trigo que se abre paso en la tierra, crece y florece en espigas doradas; o, incluso, para un niño con rasgos egocéntricos, la experiencia de un grano de trigo transformado en pan para servir de alimento sería bastante terapéutica. Aunque se debe evitar el estrellato, otro criterio para la elección de roles es la apreciación de las aptitudes y características del niño, sus talentos. A los niños alegres y comunicativos les iría muy bien en el papel de las alondras.

En esta pieza es posible vestir túnicas de colores (verde para el campo, crudo para los granos de trigo, amarillo para el sol, etc.), explorar los tocados con diferentes personajes (corona adornada con espigas, sombreros con orejas , cuernos , identificando a los animales, una corona de papel dorado para el sol y una corona de papel plateado para la luna). Para la representación del arado, el rodillo y la rastra se sugiere el movimiento del propio cuerpo. Los “vientos”, las “lluvias” y las “alondras” pueden vestir telas ligeras y transparentes sobre las túnicas.

A partir de los 9 años, los niños se mueven con mayor libertad en el escenario, pudiendo realizar un trabajo más elaborado y dando mayor expresión personal a su interpretación, siempre dentro de las pautas generales del maestro.

* Ejercicios de ritmo – Todos los días, cuando los niños llegan al salón de clases, vienen de diferentes ambientes y se presentan con un estado de ánimo especial: unos llegan sin aliento porque llegaron tarde, otros cansados, porque tenían mucho tráfico, otros miraban un pelea entre padres o incluso peor. No están preparados para aprender. La función principal de la parte rítmica es armonizar a estos niños y prepararlos para el aprendizaje. Un poema, por pequeño y sencillo que sea, dicho a coro al comienzo de la jornada escolar, por ejemplo, ayuda a suavizar la dispersión de los alumnos y les hace sentir que forman parte de un todo. De manera lúdica y alegre se imparten ejercicios de ritmo, con poesías y canciones –que incluso pueden ser parte de una futura obra de teatro– interpretadas por todos, con palmas, gestos, movimiento, “afinando” la clase. Así se trabaja el esquema corporal, la espacialidad, la dicción, la atención, la integración social y muchos otros aspectos. Este comienzo de la clase, que llamamos la parte rítmica, se repite, así, durante tres o cuatro semanas, cuando entonces se cambia algo, no todo a la vez, es decir, se reemplaza un poema por uno nuevo, entonces uno nuevo, música, etc., siguiendo los temas trabajados en clase, la materia. A la larga, el trabajo rítmico desarrolla cualidades y crea disposiciones y habilidades para el trabajo teatral. Hasta los 9 años, es importante que la parte rítmica se realice en círculo, con los niños de pie y libres para moverse. El círculo es la forma perfecta, que integra a todos y donde cada uno ve el todo.

 

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