El arte de educar con el arte
por Rubens Salles
En la Pedagogía Waldorf se confunde el arte con la pedagogía misma. Según Zimmermann (1), “el arte de educar, como arte social, abarca todas las demás artes y las necesita como medio”. El concepto de educación como obra de arte social comprende la forma en que el docente actúa entre los alumnos, con el fin de promover la fluidez y armonía de las relaciones y el desarrollo armónico de sus capacidades humanas de pensar, sentir y querer/actuar. Como todo arte, requiere conocimiento, sensibilidad y acción.
Lanz llama la atención sobre el hecho de que el intelectualismo está dominando la educación y las materias científicas. Según él, el hombre moderno, conscientemente o no, otorga una importancia exagerada a la abstracción, la fórmula, la cuantificación y la tecnología, en detrimento de un enfoque más amplio, que incluye experiencias estéticas y pensamientos no mecanicistas. Sostiene que “los niños que viven en este ambiente están moldeados por su influencia. De ahí la tendencia hacia una atrofia de su personalidad total y un estrechamiento de su forma de pensar”. Por ello, las materias artísticas, manuales o corporales, que estimulan al alumno a la acción y a las sensaciones, tienen un gran valor pedagógico y terapéutico cuando se ejercitan con regularidad, ya que necesita poder crear algo que sea fruto de su fantasía, utilizando su voluntad. , perseverancia, coordinación psicomotora y sentido estético.(2)
El arte de educar se fundamenta en el conocimiento de las leyes que rigen el desarrollo del ser humano, y debe permitir a los alumnos construir una relación viva con los contenidos curriculares. Clouder considera que el arte de educar consiste en la capacidad de despertar conocimientos para la vida. El autor sostiene que incluso antes de que el niño comience a comprender el mundo de manera consciente, ya lo percibe a través de sus sentimientos. “Para ella, el significado estético de las clases es tan importante como su contenido, y este debe ser considerado un elemento esencial en toda educación.”(3)
Así, consideramos que tanto la escuela como el aula deben constituir un entorno estético. El color del edificio, las pinturas y dibujos de los alumnos en las paredes, la disposición del mobiliario, los dibujos del profesor en la pizarra, los cuadernos de los alumnos, la forma en que el profesor se presenta y actúa con los alumnos, todo estos elementos suscitan consideraciones de orden estético.
“¡Los niños miran, observan y aprenden! No solo les afecta el contenido del aprendizaje, sino también la experiencia general. Es necesario ser consciente de que el niño mismo es un artista que trabaja constantemente en el desarrollo de su propio cuerpo y sus habilidades. En el período comprendido entre los 7 y los 14 años, el niño convierte todas las interacciones con el entorno en una imagen interior y, por lo tanto, el maestro debe ser capaz de responder, no solo en términos intelectuales, sino también en términos artísticos.”(4) christopher clouder
La realización de una enseñanza con sentido estético, y estructurada con actividades artísticas, pasa por la formación artística del docente. Es un proceso difícil para algunos, ya muy curtidos, pero al darse cuenta de lo mucho que trabajar con el arte fortalece su autoestima, el docente llega a creer en el beneficio de estas actividades para sus alumnos. Según Craemer, “los grandes obstáculos para nuestro desempeño social son nuestros prejuicios, nuestra forma rígida de ver las cosas, nuestros hábitos de comportamiento endurecidos. La práctica artística tiene el poder de poner en movimiento nuestras rigideces internas, de hacernos más ligeros, más flexibles, más tolerantes. Además, nos da placer y eleva nuestra alma a través de la belleza.”(5)
Por tanto, la formación de un maestro Waldorf es también una formación artística. Aunque en una escuela Waldorf hay un profesor de trabajo manual -que suele impartir las asignaturas de escultura, pintura, carpintería, etc.
Estas actividades son fundamentales para que el profesor pueda organizar rítmicamente sus clases y hacerlas interesantes y significativas. Necesita saber realizar un ejercicio de ritmo, cantar, recitar un poema, pintar con acuarelas, dibujar en la pizarra, contar un cuento o montar una pequeña obra de teatro, para enseñar a sus alumnos. Por tanto, la formación del profesorado es fundamental para que pueda utilizar estas actividades como herramientas didácticas. Si bien el desafío no es pequeño, los resultados que trae, tanto para la formación de sus alumnos como para la autoestima del docente, son valiosos y efectivos. Así, los docentes ven enriquecido su repertorio didáctico y aprenden a enseñar de forma “en vivo”, lo que hace más ameno y productivo su trabajo.
La escuela Waldorf enseña artes de ambas corrientes artísticas: plástico-pictórica y poético-musical. Tienen diferentes significados: mientras el plástico-pictórico trabaja más hacia la individualización del hombre, el poético-musical trabaja hacia la socialización, y precisamente por eso se complementan. Cuando un niño hace una pintura o una escultura, se trabaja su voluntad individual, y cuando actúa o canta junto a sus compañeros, su sociabilidad es la que camina por el arte.
A continuación, hablaremos de las actividades artísticas que realizan los niños en la escuela Waldorf.
Bibliografía
- ZIMMERMANN, Heinz. Las fuerzas que impulsan la educación. 1997, pág. 15.
- LANZ, Rodolfo. La Pedagogía Waldorf. 1990, p. 116.
- MCALICE, Jon and GÖBEL, Nana, et al (Coord.) – Christopher Clouder. Pedagogía Waldorf .1994, p. 34.
- Ídem op. cit., MCALICE, Jon y GÖBEL, Nana, et al (Coord.) – Christopher Clouder. por. 35.
- Información verbal transmitida en São Paulo, 2008.
***